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ARTÍCULOAbril 15, 2024

Abordar las dimensiones ocultas de la pobreza a través de un diálogo más inclusivo

Participantes en la conferencia sobre cómo abordar las dimensiones ocultas de la pobreza en el conocimiento y las políticas, febrero de 2024

Profesionales del desarrollo, académicos y responsables de la formulación de políticas llevan mucho tiempo intentando comprender mejor y abordar de manera eficaz la pobreza. Hoy se reconoce ampliamente que la pobreza abarca mucho más que solo la falta de ingresos monetarios.

La pobreza también puede significar oportunidades de empleo limitadas; acceso deficiente a la salud, la educación y la infraestructura básica; exclusión social; discriminación, y otras cuestiones. Puede quitar a las personas la dignidad y la esperanza.

En los análisis académicos del problema suelen pasarse por alto las múltiples dimensiones de la pobreza. Sin embargo, aprovechar también los conocimientos, las ideas y las experiencias de las personas que atraviesan por esta situación puede proporcionar un panorama más completo y, por lo tanto, conducir a soluciones más inclusivas y de mayor impacto.

Roxana Quispe es una activista de ATD-Cuarto Mundo de Bolivia, que ha experimentado la pobreza. “Estas dimensiones no se conocen bien. Son invisibles”, dijo Roxana. “Pero las sentimos profundamente en nuestro interior”.

Las voces de las personas que han sufrido directamente la pobreza suelen no estar presentes en los ámbitos de las políticas y de la investigación. “El aspecto más difícil de la pobreza es la imposibilidad de participar”, señaló Roxana. “Muchas veces, somos excluidos”.

En la actualidad, se están llevando a cabo esfuerzos para subsanar este problema. La metodología conocida como “el cruce de saberes” reúne a profesionales, académicos y personas que experimentan la pobreza para combinar los conocimientos derivados de la acción, la investigación académica y las experiencias de vida, y generar nuevas ideas sobre la pobreza y sus dimensiones.

En 2019, investigadores de ATD-Cuarto Mundo y de la Universidad de Oxford aplicaron este conjunto de métodos en un proyecto de investigación que abarcó seis países —Bangladesh, Bolivia, Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y Tanzanía—, y graficaron de qué manera “el cruce de saberes” podría aportar conocimientos adicionales a los estudios y el diseño de políticas relacionados con la pobreza.

“Uno de los objetivos importantes de este proyecto es garantizar que las personas que viven en la pobreza, o que han experimentado la pobreza, participen en el proyecto para proponer puntos de vista sobre lo que creen que afecta su vida”, explicó el profesor Kitojo Wetengere, vicerrector adjunto de la Universidad de Arusha (Tanzanía) e investigador que se desempeñó como asesor técnico del proyecto.

“Como académico, pensé: ‘¿Qué voy a aprender de estas personas?’ porque, en mi opinión, los conocimientos solo se obtienen en la escuela, olvidando que hay otros conocimientos, que se consiguen a través de la experiencia. Los conocimientos que ellos tienen, yo no los tengo”.

Pelagie Mukampamira, de Tanzanía y delegada regional de ATD-Cuarto Mundo para África, se hizo eco de este sentimiento: “Para lograr nuestros objetivos en la lucha contra la pobreza, tenemos que involucrar plenamente a las personas que experimentan la pobreza”.

Al aplicar este enfoque, los investigadores identificaron nueve dimensiones de la pobreza que surgieron sistemáticamente entre las personas que vivían en la pobreza, a pesar de sus circunstancias diferentes o el lugar donde residían. Además de las dificultades más conocidas (falta de trabajo decente, ingresos insuficientes e inseguros, y privaciones materiales y sociales), la investigación reveló seis dimensiones que estaban ocultas o que rara vez se tenían en cuenta en los debates sobre políticas.

Tres de estas dimensiones son maltrato social, maltrato institucional y contribuciones no reconocidas. Las otras tres constituyen la experiencia básica de la pobreza: sufrimiento en el cuerpo, la mente y el corazón; desempoderamiento, y lucha y resistencia.

“Se nos ignora desde la infancia y a lo largo de toda la vida por ser pobres”, reflexionó Emma Poma, activista boliviana de ATD-Cuarto Mundo. “Esto tiene un gran impacto en nuestros corazones, mentes y futuro”.

El proyecto de investigación de ATD y la Universidad de Oxford y sus conclusiones representan un avance decisivo, que se basa en los esfuerzos realizados anteriormente por actores del desarrollo para comprender y abordar mejor las múltiples dimensiones de la pobreza.

Hace más de dos décadas, el proyecto del Banco Mundial “La voz de los pobres” (i) se propuso reflexionar de manera diferente sobre la pobreza, basándose en las opiniones de 60 000 personas que vivían en situación de pobreza en 60 países. El objetivo era identificar los desafíos que enfrentaban estas personas más allá de los ingresos y el consumo, entre ellos la falta de acceso a la educación y la salud, la impotencia, la falta de participación y la vulnerabilidad.

Si bien se ha aprendido mucho en las últimas décadas, se puede hacer más en el futuro para garantizar enfoques inclusivos, consultivos y participativos que permitan combatir todas las formas de pobreza.

En este sentido, en febrero de 2024 se produjo un hito importante, cuando ATD Cuarto Mundo, el Banco Mundial y el FMI se reunieron para organizar una conferencia y una serie de talleres sobre las maneras de abordar las dimensiones ocultas de la pobreza en los conocimientos y las políticas.

Esta iniciativa congregó a activistas de todo el mundo —muchos de los cuales habían vivido en la pobreza— junto con académicos y profesionales, incluidos especialistas del Banco Mundial y el FMI, bajo el espíritu de la metodología del “cruce de saberes”.

Los participantes interactuaron entre sí a medida que profundizaban en las numerosas dimensiones de la pobreza, exploraban los puntos ciegos de las políticas y los enfoques contra la pobreza existentes, y reflexionaban sobre cómo aplicar en la práctica los nuevos conocimientos.

“Hubo un proceso de aprendizaje recíproco. Creo que cambiamos cuando interactuamos con las personas, entendemos de dónde vienen, y comprendemos el contexto y las restricciones que enfrentan”, dijo Luis Felipe López-Calva, director global de Pobreza y Equidad del Banco Mundial. “A veces, nos imponemos ciertas limitaciones, y podemos ser mucho más eficaces si estamos abiertos a nuevas formas de trabajar y colaborar con otros”.

La conferencia constituyó una plataforma para incorporar estos enfoques de manera más amplia, entre otros, en los círculos académicos, las instituciones financieras internacionales y la sociedad civil.

“Hacer que el Banco Mundial y el FMI sean instituciones más participativas, que tengan en cuenta la experiencia, las ideas y las reflexiones de las personas en situación de pobreza, es un camino que todavía no hemos recorrido”, señaló Beatriz Monje Barón, que coordina la capacitación en la metodología del “cruce de saberes” en ATD-Cuarto Mundo.

“Debemos crear esta senda. Y lo haremos juntos”.