COMUNICADO DE PRENSA

La región de Europa y Asia central enfrenta escasez de energía

Marzo 18, 2010




La región de Europa y Asia central enfrenta escasez de energía

BRUSELAS, 18 de marzo de 2010—El suministro de energía primaria, calefacción y electricidad presenta perspectivas poco halagüeñas para la región de Europa oriental y Asia central, a pesar de que Rusia y Asia central son actualmente importantes proveedores de energía para Europa, tanto oriental como occidental. No obstantes los recursos con que cuenta, la región en su conjunto sufrirá escasez de energía a menos que se realicen inversiones por más de US$3 billones en los próximos 20 años, según el nuevo informe del Banco Mundial dado a conocer hoy, titulado Lights Out? The Energy Outlook in Eastern Europe and the Former Soviet Union (¿A oscuras? Panorama energético de Europa oriental y la ex Unión Soviética).

“Se prevé que la demanda de energía primaria de la región de Europa y Asia central se va a incrementar en un 50% para 2030, y la de electricidad, en un 90%”, dijo Peter Thomson, director de desarrollo sostenible de la región de Europa y Asia central, del Banco Mundial.

“Antes de que la crisis financiera mundial en curso se desatara, en 2008”, explicó Thomson, “varios países importadores de la región habían comenzado a experimentar dificultades con el suministro. La crisis financiera ha desacelerado la demanda de energía y ha dado a los países un cierto respiro que les permitirá tomar medidas para aliviar el impacto de la escasez de energía prevista. Pero esta oportunidad solo durará alrededor de cinco a seis años. Es preciso adoptar medidas tanto desde el punto de vista de la oferta como de la demanda y, sin un cambio de comportamiento, la región en su conjunto podría enfrentar un déficit de energía y, de ser exportadora neta, podría pasar a ser importadora neta de energía para 2030”.

Las tendencias en el sector de la energía son reflejo de tendencias económicas

Tras el desmembramiento de la Unión Soviética, los países de Europa y Asia central experimentaron seis años de pronunciada contracción económica, seguidos de una vigorosa recuperación que permitió a la economía de la región convertirse en una de las más dinámicas del mundo. Estos resultados se reflejaron en el sector de la energía: el debilitamiento económico inicial fue acompañado de una brusca reducción de la producción y el consumo de energía. Pero, a medida que la recuperación avanzaba, la producción y el consumo aumentaron. Sin embargo, la inversión, especialmente en mantenimiento y modernización de los activos del sector, no se mantuvo a la par, lo que creó las condiciones para un déficit de energía.

La región fue la más golpeada por la crisis financiera mundial iniciada en 2008, que frenó considerablemente la demanda de energía y permitió algún respiro, aunque solo temporal, hasta que la disponibilidad de energía se convierta nuevamente en motivo de seria preocupación. Una vez que el crecimiento se recupere, también lo hará el consumo de energía.

Para superar el déficit de energía se necesita inversión

De acuerdo con el informe, para que la producción de energía se mantenga o aumente a fin de atender las necesidades de Europa en la materia se requerirá un considerable volumen de inversiones. Las necesidades proyectadas para desarrollo de la energía primaria desde 2010 hasta 2030 se estiman en el orden de casi US$1,3 billones para garantizar la disponibilidad de petróleo, gas y carbón. Además, es imperioso modernizar la infraestructura eléctrica de la región. La capacidad de generación ha aumentado apenas desde comienzos de los años noventa, y las centrales se están volviendo obsoletas. La inversión en infraestructura del sector eléctrico que se necesitará durante los próximos 20 a 25 años será del orden de los US$1,5 billones, mientras que se precisarán otros US$500 000 millones para calefacción centralizada de barrios o ciudades.

“El deterioro de la capacidad no se ha transformado aún en una crisis declarada”, señaló Thomson, “debido a la disminución de la demanda que se produjo en los años noventa y la disminución actual provocada por la crisis financiera. Sin embargo, como la construcción lleva varios años, es preciso actuar ya. En esta región, el sector público por si solo no puede proporcionar tal nivel de inversión, superior a los US$3 billones. A fin de atraer a los inversionistas del sector privado será necesario crear un clima más propicio para esa inversión”.

Eficiencia energética: un potencial inexplotado

La inversión orientada a lograr un uso más eficiente de la energía alcanza tres objetivos simultáneamente, con el costo más bajo: menor volumen de emisiones de gases de efecto invernadero, mayor seguridad energética y un crecimiento económico más sostenible.

Según el informe, US$1 adicional invertido en proyectos de eficiencia energética puede evitar la inversión de más de US$2 en producción. Pero gran parte del potencial permanece inexplotado debido a los numerosos obstáculos a las inversiones en esos proyectos, como los precios inadecuados de la energía y la falta de disciplina de pago, la ausencia de información sobre las tecnologías más recientes, el reducido número de contratistas y compañías de servicios, y las restricciones de financiación.

A los gobiernos les cabe un importante papel frente a la eficiencia energética, no solo al permitir que laFs tarifas guarden relación con los costos, sino también al tomar la iniciativa de fijar y actualizar normas relacionadas con el uso eficiente de la energía para viviendas, equipos y vehículos, y de hacerlas cumplir. En el informe se recomienda a los gobiernos que, para dar el ejemplo, emprendan programas de eficiencia energética en el sector público, informen a la población acerca de las distintas opciones tecnológicas para usar eficientemente la energía y diseñen ciudades con medios de transporte alternativos.

Posibilidades de abordar el cambio climático

Estos países tienen ante sí el desafío de incrementar rápidamente el suministro de energía, a mínimo costo, al tiempo que actúan con conciencia ambiental para limitar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

De acuerdo con el informe, las emisiones de carbono en relación con el PIB de la región se encuentran entre las más altas del mundo. En 2005, Rusia era, en magnitud, el tercer emisor de CO2 del mundo, después de Estados Unidos y China. Los países de la región que son miembros de la Unión Europea ya han comenzado a hacer frente al cambio climático, aumentar la eficiencia energética, desarrollar tecnologías para aprovechamiento de la energía renovable e intervenir en el mercado del carbono. Los otros países de la región se verán cada vez más presionados a ponerse a la par de esas naciones, y a hacerlo rápidamente.

Sin embargo, se observa una disparidad entre los esfuerzos mundiales por reducir las emisiones de carbono y las estrategias de los países de Europa oriental y Asia central para el sector de la energía para los próximos 20 años. Las autoridades y las empresas de la región tendrán que reformular esas estrategias y participar seriamente en los esfuerzos internacionales. No obstante, la transición a una economía con bajos niveles de emisiones de carbono puede ser costosa. Al recurrir a los mercados del financiamiento del carbono, los países de la región pueden reducir su huella de carbono y atraer capital de importancia crucial para reconstruir la infraestructura del sector energético y la base industrial utilizando tecnologías más eficientes y menos contaminantes. Los gobiernos deberían garantizar que la legislación y las políticas nacionales faciliten la utilización del financiamiento del carbono, fomenten una rápida modernización tecnológica y promuevan una revolución encaminada a la eficiencia energética.

Actuar con rapidez es fundamental

En el informe se subraya que, en vista de la necesidad de ingentes inversiones y del tiempo que emplea la ejecución de los proyectos del sector de la energía, los países deben adecuarse para obtener, lo antes posible, el financiamiento que los ayude a lograr esos progresos. Si no se crea un ambiente propicio para la inversión en el sector, habrá una insuficiencia de inversiones que, a su vez, podría limitar la actividad económica. Un déficit del 10% en la disponibilidad de energía podría traer aparejada una reducción del 1% en el crecimiento económico, y un déficit mayor podrá tener efectos aún más perjudiciales.

“El Banco Mundial está dispuesto a asistir a los países para que puedan satisfacer sus necesidades de energía”, dijo Thomson, “ayudándolos a crear un clima atractivo para la inversión y asegurarse el acceso a diversas fuentes de financiamiento, como la del mercado del carbono. Sin embargo, los países deben actuar sin demora; en este caso, la rapidez es fundamental

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