COMUNICADO DE PRENSA

Cuatrocientos millones de niños viven en la pobreza extrema, según un informe del Grupo del Banco Mundial

Octubre 10, 2013



El análisis muestra que los países de ingreso bajo van a la zaga
en la lucha contra la pobreza

CIUDAD DE WASHINGTON, 10 de octubre de 2013. El número de personas que viven en la pobreza extrema en el mundo se redujo marcadamente en las tres últimas décadas, pero la cifra incluye aún a unos 400 millones de niños, es decir, un tercio de quienes viven en tan atroces condiciones, según un nuevo análisis del Banco Mundial dado a conocer hoy, en el que por primera vez se traza un perfil detallado de las personas más pobres del mundo.

En el informe se observó que en 2010 vivían en la pobreza extrema (esto es, con menos de US$1,25 al día) 721 millones de personas menos que en 1981. Sin embargo, también se concluyó que el número de niños en tal situación era desproporcionadamente alto. En 2010, una de cada tres personas sumidas en la pobreza extrema eran niños, mientras que entre quienes superaban la línea de pobreza, la proporción era de solo una de cada cinco. En los países de ingreso bajo, los porcentajes eran aún peores: la mitad de los niños vivían en la pobreza extrema.

“En las últimas tres décadas, hemos presenciado un histórico movimiento de personas que lograron salir de la pobreza, pero tan solo el número de niños pobres indica sin lugar a dudas que aún queda mucho por hacer”, señaló el presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim. “Podemos alcanzar nuestros objetivos de poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad compartida, lo que incluye compartir esa prosperidad con las generaciones futuras, pero solo si trabajamos juntos y con urgencia. No se debe condenar a los niños a la crueldad de una vida sin esperanza, sin educación adecuada y sin acceso a una atención médica de calidad. Debemos trabajar más por ellos”.

“La conclusión de que hay más de 400 millones de niños que viven en la pobreza extrema y de que los niños tienen más probabilidades de ser pobres que los adultos es inquietante, ya que esto puede exacerbar el trabajo infantil y generar ciclos de pobreza intergeneracional”, señaló Kaushik Basu, primer vicepresidente y primer economista del Banco Mundial. “Por lo tanto, si queremos reducir en forma sostenible la pobreza mundial, aquí es donde debemos centrar nuestra atención”.

Hace seis meses, las Juntas de Gobernadores del Grupo del Banco Mundial ratificaron dos objetivos: poner fin a la pobreza extrema a más tardar en 2030 y promover la prosperidad compartida propiciando el incremento del ingreso del 40% menos favorecido de la población de los países en desarrollo. En el mundo, el proceso de reducción de la pobreza ha avanzado más rápidamente de lo previsto; el objetivo de desarrollo del milenio de reducir a la mitad la pobreza extrema entre 1990 y 2015 se alcanzó cinco años antes.

No obstante, el análisis que publicó hoy el Banco Mundial puso de relieve la dificultad de alcanzar el objetivo de poner fin a la pobreza a más tardar en 2030 al señalar que, si bien la reducción de la pobreza ha avanzado considerablemente en países de ingreso mediano como China e India, el progreso ha sido mucho más lento en los de ingreso bajo.

Aunque las tasas de pobreza extrema han bajado en todas las regiones, los 35 países de ingreso bajo
—26 de los cuales pertenecen a África— registran en la actualidad 100 millones más de personas extremadamente pobres que hace tres décadas. En 2010 el 33% de las personas en situación de pobreza extrema vivían en países de ingreso bajo, mientras que en 1981, la proporción era del 13%.

La gravedad de la pobreza

Los analistas concluyeron también que, salvo en India y China, la situación de los pobres en 2010 era tan desfavorable como en 1981. En 2010, un pobre “promedio” de un país de ingreso bajo vivía con US$0,78 al día, mientras que en 1981 lo hacía con US$0,74 diarios. En India, en cambio, el ingreso medio de los pobres, en el mismo período, pasó de US$0,84 a US$0,96 y en China, de US$0,67 a US$0,95.

En el informe se calculó asimismo que la suma que se necesitaría cada año para sacar de la pobreza extrema a más de 1000 millones de personas sería de US$169 000 millones, en dólares de 2005, menos de la mitad de la cifra requerida en 1981.

Énfasis en las zonas rurales, la agricultura y el acceso a servicios básicos

En el informe del Banco se proporcionan también detalles inéditos acerca de los lugares donde viven y trabajan los pobres del mundo, y de su nivel de acceso a servicios básicos. En el análisis se indicó que más de las tres cuartas partes de las personas en condiciones de pobreza extrema (el 78%) habitaban en zonas rurales, y que los medios de subsistencia de casi dos tercios de los extremadamente pobres provenían del sector agrícola.

Asimismo, el acceso de las personas extremadamente pobres a los servicios básicos es todavía muy limitado, según este análisis. En 2010 sólo el 26% de los pobres tenían acceso a agua potable, mientras que entre quienes superaban la línea de pobreza de US$1,25 al día, la proporción era del 56%. Por otro lado, menos de la mitad (el 49%) de los extremadamente pobres tenían acceso a la electricidad, en comparación con el 87% de quienes no eran pobres. Y mientras que el 61% de quienes se ubicaban por encima de la línea de la pobreza de US$1,25 al día tenían acceso a servicios de saneamiento básicos, solo el 20% de los extremadamente pobres accedían a servicios similares, según se mostró en el informe.

“Debemos actuar con urgencia y con mayor énfasis para aplicar políticas eficaces allí donde la pobreza continúa arraigada; en especial en las zonas rurales”, señaló Jaime Saavedra, vicepresidente interino de la Red de Reducción de la Pobreza y Gestión Económica del Banco Mundial. “Es poco probable que los niños que hoy viven en medio de privaciones absolutas puedan beneficiarse en el futuro con el crecimiento, a menos que logren acceder a servicios adecuados de nutrición, educación y salud. Acelerar el ritmo de la reducción de la pobreza en los países de ingreso bajo constituye un imperativo moral. No hay tiempo para la complacencia”.

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COMUNICADO DE PRENSA N.º
2014/124/PREM

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