Los mayores obstáculos al comercio y a la inversión son una amenaza para la movilización de financiamiento para el desarrollo
CIUDAD DE WASHINGTON, 16 de junio de 2025. Según una nueva investigación del Banco Mundial, los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia las economías en desarrollo —un factor clave que impulsa el crecimiento económico y la mejora de los niveles de vida— han disminuido al nivel más bajo desde 2005 en medio de los mayores obstáculos al comercio y a la inversión. Estas barreras son una amenaza importante para los esfuerzos mundiales dirigidos a movilizar financiamiento para el desarrollo.
En 2023, el último período para el que se dispone de datos, las economías en desarrollo recibieron solo USD 435 000 millones en IED, el nivel más bajo desde 2005. Esto coincide con una tendencia mundial en la que los flujos de IED hacia las economías avanzadas también se han desacelerado: las economías de ingreso alto recibieron solo USD 336 000 millones en 2023, el nivel más bajo desde 1996. Como porcentaje del PIB, las entradas de IED destinadas a las economías en desarrollo en 2023 fueron de solo el 2,3 %, aproximadamente la mitad de 2008, el año de cifras más altas.
“Lo que estamos viendo es un resultado de las políticas públicas”, dijo Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial. “No es coincidencia que la IED esté cayendo en picada al mismo tiempo que la deuda pública alcanza máximos históricos. Ahora la inversión privada tendrá que impulsar el crecimiento económico, y la IED resulta ser una de las formas más productivas de inversión privada. Sin embargo, en los últimos años, los Gobiernos han estado ocupados imponiendo barreras a la inversión y al comercio cuando deberían estar eliminándolas. Tendrán que descartar ese mal hábito”.
Del 30 de junio al 3 de julio, representantes de Gobiernos, instituciones internacionales, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado se reunirán en Sevilla (España) con el fin de analizar cómo movilizar el financiamiento que se necesitará para alcanzar los principales objetivos de desarrollo mundiales y nacionales. En el nuevo estudio del Banco Mundial se ponen de relieve las políticas que serán necesarias para alcanzar esos objetivos en un momento en que el crecimiento económico se ha desacelerado de manera notoria, la deuda pública ha alcanzado máximos históricos y los presupuestos de ayuda externa se han reducido. La flexibilización de las restricciones a la inversión será un primer paso clave: en lo que va de 2025, la mitad de todas las medidas relacionadas con la IED anunciadas por los Gobiernos de las economías en desarrollo han sido acciones restrictivas, la proporción más alta desde 2010.
“En un momento en que la comunidad mundial se prepara para la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, la fuerte caída de la IED hacia las economías en desarrollo debería hacer sonar las alarmas”, señaló M. Ayhan Kose, economista en jefe adjunto y director del Grupo de Perspectivas del Grupo Banco Mundial. “Revertir esta desaceleración no es solo un imperativo económico: es esencial para la creación de empleo, el crecimiento sostenido y el logro de los objetivos de desarrollo más amplios. Se necesitarán reformas nacionales audaces para mejorar el clima empresarial y una cooperación mundial decisiva para reactivar la inversión transfronteriza”.
Según el estudio, los tratados de inversión tienden a aumentar los flujos de IED entre los Estados signatarios en más de un 40 %. Entre 2010 y 2024, solo entraron en vigor 380 nuevos tratados de inversión, apenas un tercio del número registrado en la década de 1990. De manera similar, en el informe se observa que los países con mayor apertura comercial tienden a recibir más IED: un 0,6 % adicional por cada punto porcentual de aumento en la relación entre el comercio y el PIB. Sin embargo, la cantidad de nuevos acuerdos comerciales firmados en la última década se redujo a la mitad, de un promedio de 11 por año en la década de 2010 a solo seis en la década de 2020.
En 2023, la IED representó aproximadamente la mitad de los flujos de financiamiento externo recibidos por las economías en desarrollo. En las condiciones adecuadas, es un fuerte estímulo para el crecimiento económico: un análisis de datos de 74 economías en desarrollo entre 1995 y 2019 indica que un aumento del 10 % en las entradas de IED genera un incremento del 0,3 % en el PIB real después de tres años. El impacto es casi tres veces mayor —alcanza el 0,8 %— en los países con instituciones más sólidas, mejor capital humano, mayor apertura al comercio y menor grado de informalidad. Del mismo modo, el efecto de los aumentos de la IED es mucho menor en los países que carecen de esas características.
La IED tiende a concentrarse en las economías más grandes. Entre 2012 y 2023, alrededor de dos tercios de los flujos de IED hacia las economías en desarrollo se dirigieron a solo 10 países: China recibió casi un tercio del total, y Brasil e India recibieron aproximadamente el 10 % y el 6 %, respectivamente. Los 26 países más pobres obtuvieron apenas el 2 % del total. Además, las economías avanzadas representaron casi el 90 % del total de la IED en las economías en desarrollo durante la última década. Alrededor de la mitad de esa cantidad provino de solo dos fuentes: la Unión Europea y Estados Unidos.
En el informe se identifican tres prioridades en materia de políticas para las economías en desarrollo.
En primer lugar, redoblar los esfuerzos para atraer IED. Podría ser un buen comienzo flexibilizar las restricciones a la IED que se han acumulado durante la última década. También lo sería acelerar las mejoras en el clima para la inversión, que se han estancado en muchos países en los últimos 10 años. En la investigación se expone que los sólidos resultados macroeconómicos —un crecimiento saludable y una mayor productividad laboral— también ayudan a acelerar los flujos de IED. Un aumento del 1 % en la productividad laboral de un país, por ejemplo, se asocia con un incremento del 0,7 % en las entradas de IED.
En segundo lugar, amplificar los beneficios económicos de la IED. Promover la integración comercial, mejorar la calidad de las instituciones, fomentar el desarrollo del capital humano y alentar a más personas a participar en la economía formal aumentan los beneficios de la IED. Los Gobiernos también pueden amplificar los beneficios canalizando la IED hacia los sectores donde el impacto es mayor. La IED también puede contribuir a aumentar las oportunidades laborales para las mujeres: las filiales nacionales de empresas multinacionales, por ejemplo, tienden a tener una mayor proporción de empleadas mujeres que las empresas nacionales.
En tercer lugar, promover la cooperación mundial. Todos los países deberían trabajar juntos para acelerar las iniciativas de política que ayuden a dirigir los flujos de IED hacia las economías en desarrollo que tienen los mayores déficits de inversión. Especialmente en una época de fuertes tensiones geopolíticas, el Banco Mundial y otras instituciones internacionales cumplen una función crítica para respaldar un orden basado en normas. La asistencia técnica y financiera para apoyar los esfuerzos de reforma estructural en los países en desarrollo, especialmente los países de ingreso bajo, es fundamental para facilitar las entradas de IED. El Grupo Banco Mundial, el mayor banco de desarrollo del mundo, cumple una función clave en la movilización de capital privado, creando instrumentos que reducen los riesgos financieros para los inversionistas, ayudando a mejorar las condiciones de los mercados en las economías en desarrollo y aumentando su interacción con el sector privado.
Descargue el informe completo: https://www.worldbank.org/en/research/publication/foreign-direct-investment (i)
Sitio web: https://www.worldbank.org/gep (i)
Facebook: https://www.facebook.com/bancomundial
X/Twitter: https://x.com/bancomundial
YouTube: https://youtube.com/worldbank