Señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Enrique Peña Nieto
Señor Gobernador del Estado de Chiapas, Manuel Velasco Coello
Señor Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso
Señor Presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Licenciado Gerardo Gutiérrez Candiani
Señoras y señores gobernadores y legisladores
Distinguidos invitados:
Es un gran honor para el Banco Mundial y para mí personalmente estar hoy con ustedes con motivo del lanzamiento de esta muy importante iniciativa.
El desarrollo del Sur-Sureste del país es uno de los desafíos más importantes que enfrenta Mexico, el cual a su vez tiene una estrecha relación con los objetivos principales de nuestra institución: la eliminación de pobreza y la promoción de prosperidad compartida. En el caso específico de México, la estrategia del Banco Mundial enfoca parte de sus actividades en los estados del Sur-Sureste, en concreto en Oaxaca, Guerrero y Chiapas, entidades que tienen los niveles más altos de pobreza del país. Basados en la experiencia internacional, estamos convencidos que el instrumento clave para combatir la pobreza es el crecimiento centrado en la generación de buenos empleos y en la integración económica. Desde el año 2000, los países de América Latina han conseguido que 23 de cada 100 individuos salieran de la pobreza y que 18 se integraran a la clase media. Más de dos terceras partes de esta movilidad está determinada por el crecimiento de la economía y, específicamente, por la obtención de ingresos adicionales por trabajo.
Por esta razón, durante este año hemos apoyado el intenso esfuerzo que los equipos de Banobras y de la Secretaría de Hacienda han realizado para el diseño de esta iniciativa y les hemos compartido la experiencia global y el conocimiento que tenemos acerca de los elementos que definen el éxito de las Zonas Económicas Especiales. No solo nos hemos enfocado en los casos exitosos, sino también en aquellos que no lo han sido. Es importante enfatizar que muchas Zonas Económicas Especiales en el mundo no han alcanzado los objetivos esperados en términos de atracción de inversión y de creación de empleo, y es precisamente en nuestro estudio de estos casos en donde más aprendemos.
Durante más de tres décadas, el Banco Mundial ha apoyado el desarrollo de estas zonas económicas en países como China, Malasia, Corea, Bangladesh, Turquía, África del Sur y en varios países en América Latina. Con base en esta experiencia sabemos que las Zonas Económicas Especiales no son una panacea por sí solas. Cuando son exitosas, pueden convertirse en un importante motor para el crecimiento regional y para la generación de empleo, siempre y cuando su implementación tome en cuenta dos principios clave: el importante rol que el sector privado y los inversionistas juegan para poder lograr el éxito de dichas áreas, y una visión integral de la zona que permita conectarla con la región y no dejar que se convierta en un enclave.
En los últimos meses organizamos diversos talleres con Banobras y con la Secretaría de Hacienda, así como un con grupo de Senadores de la República, con el objetivo de compartirles las lecciones que hemos aprendido a nivel internacional en esta materia. También llevamos a cabo múltiples reuniones y diálogos con expertos del Banco Mundial y con especialistas en Zonas Económicas Especiales, en las que destacamos la relevancia de introducir procesos administrativos rápidos y transparentes para los inversionistas, para garantizar la existencia de un ambiente de negocios que alcance y optimice las mejores prácticas a nivel mundial. Analizamos la importancia relativa de los incentivos fiscales y de la gran relevancia que tienen los incentivos “de valor agregado”, como los servicios que permitan mejorar la eficiencia de las empresas (por ejemplo, de logística, de tecnología, de conectividad, de mercadeo, de tratamiento de residuos, etc.). De igual forma, destacamos la importancia que tienen las intervenciones complementarias en los ámbitos de la infraestructura y del desarrollo de habilidades para los trabajadores.
Me gustaría resaltar tres puntos que en el Banco Mundial nos parecen especialmente importantes:
Primero, las Zonas Económicas Especiales son un proyecto de mediano-a largo plazo. En línea con la Ley de Productividad aprobada este año, el éxito de este proyecto y la obtención de los resultados esperados residirán en la capacidad de coordinar varias acciones de política entre distintas dependencias y niveles de gobierno, por un periodo de tiempo sostenido. Este proyecto se debe enmarcar en una agenda de desarrollo de largo plazo y ser parte central del Programa Especial para la Productividad y la Competitividad.
Segundo, estas zonas pueden servir como un laboratorio para experimentar con reformas profundas y programas innovadores cuya implementación inicial a nivel nacional sería muy difícil. Así lo han hecho países en donde las Zonas Económicas Especiales han tenido más éxito como es el caso de países Asiáticos como China, Malasia, y Corea del Sur, y en donde dichas zonas se han usado para implementar programas “piloto.” Una vez que se demuestra el resultado de estas reformas y programas en el marco de dichas zonas, es posible "exportarlas" al resto del país.
Tercero, es importante aceptar y reconocer que estas zonas son un proyecto complejo y ambicioso a la vez, pero al mismo tiempo muy novedoso con respecto a los programas y a las políticas que se han implementado hasta ahora. Como tal, este tipo de proyectos implica que el gobierno tome ciertos riesgos que en el caso de Mexico nosotros estamos muy convencidos se están asumiendo de manera calculada y a través de un cuidadoso y atento trabajo preparatorio que sienta las bases para maximizar las posibilidades de que la iniciativa tenga éxito.
Aprovecho la ocasión para felicitar a las autoridades mexicanas por presentar esta iniciativa que, con un esfuerzo sostenido y coordinado, generará un gran potencial no solo para el desarrollo de las zonas más rezagadas del país, sino que estimamos también tendrá un impacto económico positivo en todo México.
Concluyo con reiterarles la absoluta disposición del Banco Mundial para seguir acompañándolos en este esfuerzo que puede beneficiar a millones de mexicanos.
Muchas gracias.