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Panorama general

Alrededor de 700 millones de personas viven con menos de USD 2,15 al día (la línea de pobreza extrema). La pobreza extrema sigue concentrada en partes de África subsahariana, zonas frágiles y afectadas por conflictos, y áreas rurales.

Tras décadas de avances, el ritmo de reducción de la pobreza mundial comenzó a disminuir en 2015, a la par de un crecimiento económico moderado. El Objetivo de Desarrollo Sostenible de poner fin a la pobreza extrema para 2030 sigue siendo inalcanzable.

La pandemia de COVID-19 y una serie de grandes perturbaciones durante 2020-22 propinaron un duro golpe a la aspiración de reducir la pobreza mundial e hicieron perder tres años de avances. Los países de ingreso bajo fueron los más afectados, y aún no se recuperan. En 2022, un total de 712 millones de personas vivían en la pobreza extrema en todo el mundo, un aumento de 23 millones en comparación con 2019.

No se puede reducir la pobreza y la desigualdad sin abordar también los desafíos mundiales interrelacionados, como el crecimiento económico lento, la fragilidad y los conflictos, y el cambio climático.

El cambio climático está obstaculizando la reducción de la pobreza, y es una gran amenaza de cara al futuro. Las vidas y los medios de subsistencia de los pobres son los más expuestos a los riesgos relacionados con el clima.

Cada año, millones de hogares caen en la pobreza o quedan atrapados en esta situación debido a los desastres naturales. Las temperaturas más altas ya están provocando una caída de la productividad en África y América Latina, y reducirán aún más el crecimiento económico, especialmente en las regiones más pobres del mundo.

Para erradicar la pobreza es necesario abordar sus múltiples dimensiones. Los países no pueden enfrentar adecuadamente este problema sin mejorar también el bienestar de las personas de manera integral, lo que incluye un acceso más equitativo a la salud, la educación, y la infraestructura y los servicios básicos, entre ellos los servicios digitales.

Los responsables de formular políticas deben intensificar sus esfuerzos para hacer crecer las economías de sus países de manera que se creen puestos de trabajo y empleo de alta calidad y se proteja a los más vulnerables.

El empleo es la forma más segura para reducir la pobreza y la desigualdad. El impacto se multiplica aún más en las comunidades y a través de las generaciones al empoderar a las mujeres, las niñas y los jóvenes.

Última actualización: Abr 02, 2024