La economía chilena avanzó significativamente en la resolución de los desequilibrios macroeconómicos acumulados en los últimos años. La demanda interna siguió ajustándose y la inflación disminuyó, aunque se mantiene por encima de la meta. El crecimiento, que solo promedió 2% en los seis años anteriores a la pandemia, tendría que acelerarse para progresar.
Impulsar el crecimiento de la productividad, en declive desde hace décadas, será vital para crear empleos formales bien remunerados y diversificar las exportaciones. Para ello es necesario reducir obstáculos regulatorios, fomentar la adopción de tecnología, promover la competencia, mejorar la calidad de la educación y las capacidades de gestión y aumentar la participación laboral femenina.
El PIB real se contrajo un 1% interanual en el primer semestre de 2023, debido principalmente a los efectos retrasados de la contracción fiscal y monetaria de 2022 tras el gasto extraordinario de 2021. La tasa de desempleo aumentó 0,7 puntos porcentuales interanuales en junio de 2023. La participación de la fuerza laboral femenina creció 2 puntos porcentuales interanuales, pero se mantiene por debajo de los niveles previos a la pandemia.
La pobreza (menos de 6,85 dólares al día) se redujo del 8,0% en 2020 al 4,8% en 2022. La desigualdad de ingresos, medida por el coeficiente de Gini, alcanzó el 0,43 en 2022. Sin embargo, las privaciones en dimensiones no monetarias, como la atención sanitaria y la seguridad social, aumentaron en comparación con 2020.
Se prevé que el PIB real se contraiga un 0,4% en 2023 y vuelva a una tasa de crecimiento tendencial del 2% en el medio plazo. Se espera que la pobreza aumente en 0,4 puntos porcentuales, alcanzando el 5,2% en 2023, mientras que el coeficiente de Gini se mantendría en 0,43.
Última actualización: Oct 10, 2023