ARTÍCULO

Establecer una industria microfinanciera de la nada

Diciembre 18, 2007


TITULARES
  • El Banco contribuyó a catalizar nuevas instituciones.
  • A pesar del empeoramiento de la seguridad, se han desembolsado 808.000 préstamos.
  • Mejora de los negocios, para el beneficio de muchas mujeres.

18 de diciembre de 2007 — Cuando el régimen talibán perdió el poder en 2002, dejó atrás un país devastado. Toda la economía de Afganistán, sin un sistema bancario operativo, estaba financiada por prestamistas informales. El Banco Mundial, el Grupo consultivo de ayuda a la población más pobre (CGAP, por sus siglas en inglés) y los donantes que se sumaron después aprovecharon la oportunidad para establecer una industria microfinanciera modélica en este territorio virgen —haciendo las cosas bien desde el primer día. Cuatro años después, las microfinanzas han prosperado en Afganistán, a pesar del deterioro de las condiciones de seguridad en el país, y un nuevo estudio sobre el impacto ha concluido que los beneficios para los clientes son una realidad.

Reconstrucción

Sosan Naeem regresó a Afganistán en 2003 después de 12 años en Pakistán, donde se había refugiado de la guerra junto con su familia. No fue fácil reconstruir su vida en la provincia de Kunduz, en el norte de Afganistán. Gracias a un préstamo de $150 del Child Fund Afghanistan (CFA), Sosan pudo invertir en el negocio de pellejería de su esposo y emplear el resto del dinero para comprar un cordero, con el fin de obtener leche y posibilidades de cría. Los ingresos de su familia crecieron, y ella y su esposo pudieron aumentar gradualmente su negocio y reconstruir su casa.

La historia de Sosan es habitual entre los microempresarios y las instituciones microfinancieras que les atienden, pero en el trasfondo había una estrategia más amplia destinada a desarrollar un mercado microfinanciero sostenible en Afganistán.

Los orígenes de un plan

En 2002, el Banco Mundial y destacados miembros del nuevo gobierno afgano unieron sus fuerzas para establecer un mecanismo único que canalizara las esperadas grandes inversiones a una nueva industria microfinanciera en rápido crecimiento. El Microfinance Investment Support Facility for Afghanistan, i  Ltd. (MISFA), la principal institución que financia el CFA y otras 14 instituciones microfinancieras (IMF), se financió a través del Afghanistan Reconstruction Trust Fund (ARTF) del Banco Mundial, e incorporó rápidamente al CGAP para que aportara una experiencia técnica fundamental en las microfinanzas.

La creación de una exitosa institución microfinanciera

En sólo cuatro años, MISFA ha catalizado el crecimiento de las nuevas instituciones microfinancieras de Afganistán, contribuido a la implementación de un marco reglamentario de última generación e iniciado la “afganización” del sector microfinanciero.

En julio de 2007, contra todo pronóstico y en medio de una situación de seguridad difícil y cada vez más grave, las 15 IMF financiadas por MISFA contaban con 385.000 clientes, el 70% de los cuales eran mujeres. Habían desembolsado 808.000 préstamos por un total de US$282 millones, con una cartera pendiente de US$87 millones. Cinco de las IMF de MISFA habían alcanzado el autosostenimiento operativo para dicha fecha.

Superar las expectativas

”MISFA ha superado todas las expectativas de lo que se podría lograr en Afganistán”, señala Syed Hashemi, especialista superior sobre Microfinanzas del CGAP. ”Decían: 'No se pueden conceder préstamos a mujeres en Afganistán', y han dado créditos a mujeres. Decían: 'No se puede emplear a mujeres como oficiales de préstamos en Afganistán', tienen mujeres oficiales de préstamos. Y decían: 'Las mujeres no pueden ocupar puestos gerenciales en Afganistán', y ahora vemos como las mujeres se convierten en directoras de oficinas”.

El impacto: Otorgamiento de poder y oportunidad

En última instancia, el éxito más importante de MISFA reside en el impacto que ha tenido el proyecto sobre las vidas de las personas pobres, especialmente las mujeres, en Afganistán. El Institute for Development Studies y una empresa local de análisis de mercados acaban de hacer públicos estudios que demuestran que las microfinanzas han promovido un aumento de la actividad empresarial, las oportunidades de empleo y los activos, así como una mejora de la situación socioeconómica de las mujeres en Afganistán.

Las encuestas en más de un millar de hogares de las cinco regiones del país durante la primavera de 2007 revelaron que se habían creado 700.000 oportunidades de empleo para mujeres como Bibi Hawa, que hace 11 años regresó de Irán al pueblo de Gabriel, en las afueras de Herat. Su primer préstamo de 8.000 afganis (afs.) le ayudó a comprar una máquina de coser, mesas y una plancha para poner en marcha su negocio de confección. Con la seguridad de los ingresos adicionales pudo matricular a sus hijos en la escuela. Después de ir pagando poco a poco y obteniendo nuevos préstamos -su segundo y tercer créditos fueron de 12.000 y 20.000 afs., respectivamente- la familia cuenta ahora con dos comercios en el pueblo que venden prendas para hombres, mujeres y niños, todas confeccionadas por ella. Su esposo dirige una de las tiendas y su hijo mayor la otra.

Dichos cambios -que afectan a los niveles de vida de toda la familia- explican quizá por qué el 80% de las mujeres encuestadas también señaló una “mejora de la actitud” de sus esposos y otros familiares.

Mirar hacia delante

A pesar del impresionante avance hasta la fecha y las excelentes perspectivas para el futuro, la industria microfinanciera de Afganistán tendrá que lidiar con una adversa situación de seguridad para poder integrarse completamente en el sector financiero formal.

La política de “afganización” de MISFA será crítica para la supervivencia de las microfinanzas. Las ONG internacionales que aportaron su experiencia microfinanciera a Afganistán para iniciar el desarrollo del sector ya han transformado sus operaciones mediante la creación de corporaciones locales conforme a la legislación afgana, que posteriormente pueden obtener autorización del banco central para ofrecer servicios de ahorro y otros productos financieros requeridos por las personas pobres. “El sector microfinanciero en Afganistán ha tenido una evolución inusual ya que los principales interesados -donantes, gobierno, la institución principal y las IMF- reconocen que su importancia relativa debe cambiar con el tiempo. El gobierno y los donantes eran más importantes en las fases iniciales de desarrollo, pero con el paso del tiempo, las instituciones del sector privado afgano que atienden los intereses y necesidades de la población del país asumirán el papel principal”, señala Stephen Rasmussen, líder del equipo de trabajo del Banco Mundial para el proyecto de microfinanzas.

En última instancia, el éxito del Banco Mundial y el CGAP se traducirá en un sector microfinanciero que habrá pasado de depender de los fondos de los donantes a formar parte del sector financiero formal de Afganistán. “Las microfinanzas sólo serán sostenibles y permanentes en Afganistán cuando dejen de requerir la presencia de agentes externos”, señala Amjab Arbab, director de MISFA.

Volverse afgano

En 2006, MISFA se convirtió en la primera institución de un país afectado por el conflicto que se transformó de programa gubernamental a empresa privada. MISFA también exige a sus IMF que se conviertan en compañías afganas.

Diez de los 12 empleados de MISFA son afganos, y 90% del personal de las IMF financiado por MISFA -cerca de 4.000 empleados- es también local. Cinco de las IMF están dirigidas por afganos.


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