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ARTÍCULO Octubre 07, 2020

En Costa Rica, el futuro de los bosques incluye el equilibrio de género

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Melissa Aviles, brigadista forestal de Costa Rica.

Fotografía: Cortesía de FONAFIFO/MINAE


TITULARES

  • A pesar de la importancia que tienen las mujeres costarricenses como agentes de conservación de la tierra, las funciones que desempeñan suelen ser marginadas.
  • Hay en marcha un esfuerzo concertado para reconocer, promover y valorar mejor las diferentes formas en que las mujeres y los hombres contribuyen a las labores relacionadas con el medio ambiente, los bosques y el cambio climático.
  • Costa Rica es uno de los pocos países del mundo que ha elaborado un Plan de Acción de Género (PAG) para su Estrategia Nacional REDD+, lo que está demostrando ser una iniciativa decisiva.

Es la estación seca en el extremo noroeste de la península de Nicoya en Costa Rica. Ana Luz Díaz está en alerta máxima. Los incendios forestales no controlados son muy comunes en el corredor biológico de los Cerros de Jesús, próximo a su casa, pero ella está preparada.

Díaz forma parte de una brigada de bomberos forestales integrada por 30 personas, entre las cuales figuran ella y otras cuatro mujeres. Cuando las mujeres se unieron a la brigada, al principio fueron recibidas con escepticismo.

“El mito o pensamiento machista de que una mujer no puede agarrar un machete, o echarse a la espalda una bomba de agua o una sopladora de hojas, que no puede subir una gran colina, siempre está presente”, dijo Díaz.

Superar estereotipos de género es tan difícil como combatir los fuegos. Díaz y sus compañeras brigadistas están demostrando su temple y obteniendo reconocimiento por sus contribuciones, en particular por su eficacia para “rematar” los incendios forestales.

Díaz aseguró que se están produciendo cambios, pero que todavía falta

Las mujeres son propietarias de menos tierras y menos fincas, y de menor tamaño, que los hombres; el apoyo económico que reciben es menor, y su participación en el programa de pago por servicios ambientales (PSA) de Costa Rica es escasa. debido a las responsabilidades que tienen como cuidadoras de la familia y a los estereotipos de género.

 

Reconocer y apoyar la participación de las mujeres

Ya está en marcha una iniciativa concertada para reconocer, promover y valorar mejor las diferentes formas en que las mujeres y los hombres contribuyen a las labores relacionadas con el medio ambiente, los bosques y el cambio climático. Este esfuerzo se respalda en políticas ambientales nacionales que ayudan a restaurar la cubierta forestal, así como en un marco regulatorio específico y sólido para promover la igualdad de género.

“Costa Rica está a la vanguardia de la sostenibilidad en lo que respecta a los derechos humanos, las cuestiones sociales y el medio ambiente”, afirma Stavros Papageorgiou, especialista sénior en Gestión de Recursos Naturales del Banco Mundial. “El país ha demostrado que cuenta con las instituciones, la legislación y la voluntad política para aprovechar los programas y prácticas ya existentes e integrar verdaderamente el género en la planificación del sector del uso de la tierra”.

En 2019, Costa Rica se convirtió en uno de los pocos países del mundo que elaboró un Plan de Acción de Género (PAG) para su estrategia nacional de reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación de los bosques (también conocida como REDD+ [i]) mediante una mejor gestión forestal.

El PAG se elaboró con financiamiento del Fondo Cooperativo de Carbono Forestal (FCPF por sus siglas en inglés) y en colaboración con expertas en género, organizaciones de la sociedad civil, diversos grupos de mujeres indígenas y pequeñas productoras forestales rurales. Establece una hoja de ruta clara para garantizar recursos financieros, asistencia técnica y seguimiento que empoderen y apoyen a las mujeres en la ejecución de actividades de gran impacto en zonas de bosques prioritarias del país.

Este plan está contribuyendo a dar forma al acuerdo de pago por reducción de emisiones (ERPA) de Costa Rica con el FCPF. Una vez finalizado y firmado, el acuerdo —con un valor contractual estimado de US$ 60 millones— recompensará a las comunidades por sus esfuerzos REDD+. Un porcentaje de los fondos del ERPA se destinará a apoyar iniciativas realizadas por mujeres y exentas de los requisitos en materia de derechos de propiedad que suelen conllevar los programas de PSA.

“Este análisis de género es verdaderamente decisivo. Las pruebas y los datos han puesto en marcha una nueva reflexión sobre cómo motivamos, apoyamos y reconocemos las contribuciones de las mujeres a las iniciativas de paisajes productivos sostenibles”, explica Héctor Arce Benavides, director de la Estrategia Nacional REDD+ del Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (FONAFIFO) de Costa Rica.

 

Ver con claridad a través de una perspectiva de género

y el 8 % del total de la superficie agropecuaria perteneciente a personas en el país. En el análisis del PAG se determinó que muchas de las zonas con un alto porcentaje de explotaciones agrícolas que pertenecen a mujeres productoras coinciden con lugares afectados por la pobreza. Asimismo, en el estudio se comprobó que las fincas propiedad de mujeres se solapan también con zonas prioritarias para la conservación y la gestión sostenible de los bosques, para la restauración de paisajes y ecosistemas forestales y para la promoción de sistemas productivos bajos en carbono. Sin embargo, hasta ahora, muchos de estos esfuerzos no han tomado en cuenta la participación de las mujeres o, simplemente, las han excluido.


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El PAG utiliza diversos mapas sobrepuestos para identificar las oportunidades de involucrar a las mujeres como agentes de cambio en materia de REDD+. Este mapa combina la información sobre las zonas prioritarias para la conservación y la gestión sostenible de los bosques con la distribución porcentual de mujeres productoras por cantón (unidad administrativa).

Fuente: INEC, 2014. VI Censo Nacional Agropecuario; Carrión et al., 2017. Mapeo de los cobeneficios sociales y ambientales de REDD+ en Costa Rica.


Consultas regionales llevadas a cabo entre comunidades rurales revelaron, además, que las preferencias de las mujeres, en lo que respecta a las actividades que desearían realizar, suelen estar en consonancia con los esfuerzos que se promueven en el plan nacional de reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación de los bosques. Por ejemplo, muchas mujeres ya se dedican a la reforestación, el ecoturismo, el cultivo de cacao, los viveros, el mejoramiento de las huertas caseras, la recolección de productos forestales no maderables y las prácticas indígenas tradicionales, como los sistemas agroforestales de bajas emisiones de carbono. Al vincular más estrechamente estas actividades con la Estrategia Nacional REDD+ y el plan de distribución de beneficios del programa de reducción de emisiones, los ingresos y los medios de subsistencia de las mujeres y sus familias pueden mejorar al mismo tiempo que los paisajes forestales.

“Mirar el sector del uso de la tierra desde una perspectiva de género ha puesto de relieve importantes realidades sobre el terreno, así como oportunidades significativas para un lineamiento más estratégico de los objetivos económicos, sociales y ambientales”, asegura María Elena Herrera, coordinadora social de REDD+ del FONAFIFO.

A medida que el país se recupera de la crisis provocada por la COVID-19, el PAG brinda una base sólida para la adopción de medidas holísticas e inclusivas que promuevan una recuperación resiliente. Próximamente, Costa Rica compartirá sus conocimientos y las lecciones aprendidas a través del plan con un módulo de capacitación acerca de la incorporación de las cuestiones de género en las iniciativas forestales y ambientales.



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