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ARTÍCULO Noviembre 05, 2021

La nueva Manta, una ciudad que mira al futuro

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La regeneración urbana ha transformado el puerto de Manta, en la provincia de Manabí, en una de las ciudades más modernas del Ecuador y ha sentado las bases para el desarrollo de los próximos 15 años.

El proyecto de regeneración consiste principalmente en una intervención multisectorial en las áreas de agua, saneamiento y vialidad.  Las obras fueron posibles gracias a la obtención de un crédito de USD$ 100 millones otorgado por el Banco Mundial hace 6 años al Gobierno Autónomo Descentralizado de Manta.

En lo que tiene que ver con las obras hidrosanitarias se renovaron acueductos, redes de alcantarillado, se repotenciaron estaciones de bombeo, se construyeron tanques de almacenamiento, acometidas a los hogares y se instalaron tuberías que permiten una mayor distribución de agua potable de calidad a prácticamente la mayoría de la población mantense.

Paralelamente se complementó con obras de regeneración urbana en varias calles y avenidas de la ciudad.

“El proyecto del Banco Mundial fue el hito más significativo dentro de la planificación de la ciudad.  Actualmente hay un plan de ordenamiento territorial ya en etapa final de elaboración en donde estamos proyectando la ciudad al 2035 y las obras financiadas por el Banco Mundial son la base en la cual nuestros servicios están siendo evaluados y proyectados hacia el futuro”, afirma Miguel Cevallos, gerente general de la Empresa Pública Aguas de Manta.


Movilidad para mejorar la accesibilidad

“Tienes que pensar en cómo era la ciudad antes del proyecto” dice Roger Gorham, economista Senior de transporte del Banco Mundial y co-gerente del proyecto de mejoramiento de los servicios públicos en Manta, “muchas partes de la ciudad no tenían una transitabilidad peatonal. Veredas descontinuadas, obstrucciones, falta de estacionamiento organizado”.

Zonas céntricas de la ciudad carecían de accesibilidad y la oportunidad de mejorar los sistemas de saneamiento permitieron intervenir en este aspecto también.

“Este proyecto lo que ha permitido es que en las zonas donde tú tienes agua y saneamiento, también haces regeneración de vías, así no molesto a la ciudadanía dos veces”, dice Iris Marmanillo, especialista en agua y saneamiento del Banco Mundial y gerente del proyecto de mejoramiento de los servicios públicos en Manta.

Las vías intervenidas fueron: vía a Barbasquillo, calle 13, avenida 24, avenida Flavio Reyes, el par vial compuesto por la avenida 4 de noviembre y la avenida 113, entre otras.

“En calle 13, una de las vías comerciales más antiguas de Manta hubo una regeneración total” comenta Raúl Arboleda, gerente de obra para el GAD de Manta, “se hizo alcantarillado sanitario, agua potable, soterramiento eléctrico, ya no hay cables en los postes, luminarias led, adoquines de colores, plantas, bancas, mobiliario.  Esta calle de casi 1km, fue la primera en la cual se hizo regeneración con el crédito del Banco”.

Como resultado de esta regeneración la ciudad ha experimentado una transformación constante y sorprendente.  En la vía a Barbasquillo aparecieron importantes inversiones privadas de hoteles de lujo, restaurantes, centros comerciales y culturales, así como espacios para hacer deporte.  Esta renovada zona de Manta se convirtió en uno de los lugares preferidos para caminar o montar bicicleta; es un nuevo lugar de encuentro para los ciudadanos.

 

“Barbasquillo tenía un espacio abierto de drenaje en el medio que fue cubierto. Esas cosas no son únicamente una cuestión de estética, sino de accesibilidad fundamental.  Las ciudades crecen, viven por la accesibilidad”, afirma Gorham. 

Y esta inyección de dinamismo se repite en las otras áreas intervenidas en el centro de la ciudad.

“Basureros soterrados, islas de parqueos para cada una de las cuadras, soterramiento de cables, cajetines nuevos, jardineras, bancas, sumado al mejoramiento del manejo de agua potable y aguas servidas”, dice Arboleda, “Revaloriza la zona.  Mira los negocios ahora y aunque estamos saliendo de la pandemia, ves una ciudad activa económicamente”.

El proyecto de regeneración urbana con el crédito de los USD$100 millones del Banco Mundial sufrió dos golpes inesperados: un fortísimo terremoto en 2016 y la llegada de la pandemia del Covid-19 en 2020, sin embargo, las autoridades de la ciudad pudieron cumplir con los compromisos gracias a una flexibilidad y adaptabilidad del Banco Mundial en cuanto a la ejecución de la obra.

“En general el Banco trata de ser muy flexible en el uso de recursos para poder cambiar rápidamente cuando hay situaciones como la pandemia o el terremoto y este proyecto ha visto gran parte de desafíos de este tipo”, dice Gorham y afirma que la experiencia en Manta impulsó al Banco Mundial a incluir un componente para situaciones de este tipo en otros proyectos a nivel regional.

“Esta experiencia ayudó en muchos países, por ejemplo, para los huracanes en América Central, los proyectos ya tenían los componentes para responder en emergencias y pudimos movilizar recursos muy rápidamente”.

El crédito también permitió a las autoridades locales generar nuevos modelos de gestión que convirtieron a la administración pública en un ente más ejecutivo.  El alcalde del GAD de Manta, Agustín Intriago cree que el este proyecto fortaleció la gestión pública.

“Sin duda fortalece desde muchísimas perspectivas, primero por el manejo de nuevas formas de administración de los recursos, segundo por la capacidad que se debe tener para responder a todos y cada uno de los requerimientos que plantea el tener una relación con un multilateral tan importante como el Banco Mundial.  La generación de una unidad de gestión de proyecto especializada nos ha permitido hoy poder manejar otros proyectos con otro tipo de multilaterales y hacerlo con la certeza de que los resultados van a ser posibles.”

La regeneración urbana de Manta permitió a la ciudad contar con una movilidad más adecuada en puntos críticos de la ciudad, pero se enfocó en la accesibilidad para todas las necesidades de sus habitantes.

“Movilidad es una manera de poder mejorar la accesibilidad, es decir, ayudar a la gente a llegar a los comercios, los trabajos, los servicios, oportunidades de recreación, de sociabilizar con otra gente con el menos caos posible”, dice Gorham.

“Y la accesibilidad es para todos, eso significa que tenemos que pensar en ciertos grupos, entender sus necesidades y tratar de mejorarla para todos.  Una vez que tienes eso, desde ahí es que la ciudad puede empezar a vivir esta accesibilidad”.




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