El recorrido del proyecto estuvo lejos de ser sencillo. Diversos equipos trabajaron incansablemente durante años, sorteando obstáculos políticos y técnicos complejos. Lo que podría haber sido una autopista tradicional se convirtió en algo extraordinario—un corredor de movilidad diseñado para todos. "Influenciamos el diseño, la contratación, y nos aseguramos del compromiso y la protección social y ambiental de las comunidades", explica Ramón Muñoz-Raskin, uno de los responsables clave del proyecto por el lado del Banco Mundial. De la mano con las autoridades locales, se creó una solución urbana amigable y equitativa que reemplazó una propuesta inicial de un viaducto de 5,7 kilómetros.
El día de la inauguración, la transformación era palpable. La calle cobró vida como una fiesta comunitaria, con cientos de vecinos celebrando el ansiado logro. Cada elemento de la Vía Expresa Cusco cuenta una historia de progreso: asfalto fresco con marcas de carril nítidas, un carril segregado para bicicletas, aceras con rampas que conectan puertas y garajes, sistemas de drenaje eficientes, semáforos funcionales y pasos de peatones con señales de pulsación.
Árboles jóvenes y arbustos florecientes añadieron vida verde al paisaje urbano, mientras que las paradas de autobús con asientos, mini-gimnasios, áreas de juegos para niños, iluminación, papeleras y hasta una fuente de agua potable demostraron un diseño urbano integral y reflexivo.
Yang Chen, responsable del proyecto por parte del Banco Mundial desde el 2023, se emocionó con la reacción de la comunidad. "Ver a niños, mujeres, ciclistas, autobuses y vehículos moviéndose en la nueva Vía Expresa nos sacó lágrimas", recordó. El proyecto era más que infraestructura—era sobre recuperar la dignidad y crear oportunidades para todos los vecinos. Las características de accesibilidad garantizaron que cualquiera, independientemente de su edad o movilidad, pudiera desplazarse por el nuevo corredor de manera cómoda y segura.
La complejidad técnica detrás del proyecto era amplia e incluyo años de trabajo dedicados a resolver desafíos como interferencias eléctricas, gestión de sistemas de drenaje y creación de sinergías entre los diferentes espacios urbanos. Múltiples equipos—técnicos, ambientales, sociales, financieros, adquisiciones, legales y administrativos—colaboraron para convertir esta visión en realidad.
Para la gente de Cusco, este es un sueño de 40 años hecho realidad. La Vía Expresa no es solo un corredor urbano, es un símbolo de esperanza, progreso y resiliencia comunitaria. Representa una nueva forma de entender el desarrollo urbano—una que prioriza a las personas, la sostenibilidad y el diseño inclusivo.
Este proyecto se mantiene como un poderoso ejemplo de lo que se puede lograr cuando las instituciones de desarrollo, las autoridades locales y las comunidades trabajan juntas con paciencia, creatividad y una visión compartida. La Vía Expresa Cusco es más que un proyecto de infraestructura—es una hoja de ruta para el desarrollo urbano transformador.