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Agosto 24, 2017

Educar a las niñas, poner fin al matrimonio infantil

Mantener a las niñas en la escuela, les permitiría tener mayor acceso a seguridad, salud y educación, y poder elegir y tomar sus propias decisiones en la vida. Foto: © Simone D. McCourtie / Banco Mundial

Si bien tanto niños como niñas contraen matrimonio a una corta edad, la práctica del matrimonio infantil afecta principalmente a las niñas en la mayoría de los países del mundo.

Se trata de niñas como Nafissa* (no es su nombre real), de Níger.

“Dejé (de ir a) la escuela para casarme”, dice la adolescente. “Se debió a la mentalidad de las personas y sus prejuicios. Tuve que casarme durante un receso escolar y, antes de que pudiera regresar a la escuela, quedé embarazada. Después de eso, nunca volví”.

El matrimonio infantil afecta profundamente a las niñas casadas, sus hijos, sus familias e incluso los países donde ellas viven. Poner fin a esta costumbre es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. De hecho, esta práctica tendrá un costo de miles de millones de dólares para los países en desarrollo a fines de 2030, según un nuevo informe del Grupo Banco Mundial y el Centro Internacional de Investigaciones sobre la Mujer.

Las niñas se casan a menudo debido a la presión de los padres y familiares, la pobreza y la falta de alternativas. El acceso limitado a una educación de calidad y el hecho de que las familias priorizan la educación de los varones por sobre la de las niñas —en parte debido a las limitadas oportunidades de empleo— contribuyen a perpetuar el matrimonio infantil.

“Las escuelas primarias se encuentran muy lejos. En su camino a la escuela, las niñas se encuentran con hombres. Luego, algunas quedan embarazadas y abandonan la escuela”, cuenta un padre de Uganda. “Además, no tenemos una escuela vocacional que capacite a nuestras hijas después que completan la educación primaria y secundaria, así que educar a las niñas lo vemos como un despilfarro de recursos”.

en términos de pérdida de oportunidades de educación e ingresos, pero también debido a los riesgos sanitarios al dar a luz a una edad temprana.

 

“El matrimonio infantil no solo pone fin a las esperanzas y los sueños de las niñas. También frena los esfuerzos orientados a terminar con la pobreza y lograr el crecimiento económico y la equidad”, dice Quentin Wodon, autor principal del informe. “Poner fin a esta práctica no es solo una obligación moral, sino también una medida racional desde el punto de vista económico”.

 

Poner fin al matrimonio infantil es un planteamiento económico acertado

La eliminación del matrimonio infantil y los partos precoces podría reducir la fertilidad y disminuir el crecimiento demográfico en un 10 % en los países con una alta prevalencia. El estudio sostiene que, a nivel mundial, el beneficio anual en términos de bienestar derivado del menor crecimiento de la población podría superar los USD 500 000 millones en 2030.

En el caso de los hijos de madres que dan a luz a temprana edad, se reducirían los riesgos de los niños de morir a los 5 años o ser afectados por un retraso del crecimiento. A nivel mundial, los beneficios estimados de una reducción de la mortalidad de los niños menores de 5 años y la malnutrición podrían superar los USD 90 000 millones anuales a fines de 2030.

Poner fin al matrimonio infantil contribuiría también a aumentar el nivel de ingresos previstos de las mujeres en el mercado laboral. Debido en gran parte al impacto del matrimonio infantil en la educación, en 15 países las mujeres que se casan siendo niñas obtienen ingresos un 9 % más bajos en promedio que los que hubieran ganado si se hubieran casado a una mayor edad.

Por último, los países también podrían lograr ahorros en su presupuesto destinado a educación.

Medidas para poner fin al matrimonio infantil

La comunidad internacional está cada vez más consciente de los efectos negativos del matrimonio infantil. En la República Dominicana, un país de ingreso mediano alto donde más de 1 de cada 3 niñas aún se casa antes de los 18 años, se llevará a cabo una campaña para poner fin al matrimonio infantil, en la cual se utilizarán nuevos datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre el país y del Grupo Banco Mundial acerca de los impactos económicos de esta práctica.ImageVea más fotos relacionadas en la cuenta de Instagram del Banco Mundial

Con financiamiento de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países más pobres, el Proyecto de Empoderamiento de las Mujeres y Dividendo Demográfico (SWEDD) en la Región del Sahel (i) colabora con los Gobiernos de Burkina Faso, Chad, Côte d'Ivoire, Malí, Mauritania y Níger para empoderar a las adolescentes y mujeres. El proyecto apunta a retrasar el matrimonio y ampliar el acceso a los servicios de salud reproductiva, infantil y materna, a partir del trabajo conjunto con las comunidades, entre ellos líderes religiosos y tradicionales. El proyecto SWEDD por un monto de USD 205 millones (i) ofrece también programas de “espacio seguro” para las niñas e incluye transferencias monetarias condicionadas para alentarlas a permanecer en la escuela.

En Uganda, los clubes de niñas a cargo de BRAC Uganda, una rama de la organización internacional BRAC con sede en Bangladesh, han resultado ser exitosos. Unos 1500 clubes de Uganda ofrecen juegos, música, clases de educación sexual, conocimientos financieros, formación en oficios y acceso a microfinanciamiento para las jóvenes que quieren convertirse en emprendedoras. Las niñas que han sido miembros de los clubes por dos años tienen un 58 % menos probabilidades de casarse a temprana edad.

Una de las mejores maneras de poner fin al matrimonio infantil es mantener a las niñas en la escuela

En muchos países, cada año de educación secundaria puede reducir la probabilidad de casarse antes de los 18 años en cinco puntos porcentuales o más. Por el contrario, es mucho más probable que las niñas casadas abandonen la escuela y completen menos años de educación que sus compañeras que no se casan a corta edad.

“Si mis padres me hubieran permitido estudiar, lo habría hecho con mucho gusto. Mis amigas pudieron continuar sus estudios y ahora tienen más conocimientos y son más inteligentes”, dice *Pooja (no es su nombre real) de Nepal. “Si hubiera estudiado, estaría trabajando. Pero mis padres organizaron mi matrimonio y no pude hacer nada después del casamiento. Ahora tengo que cuidar a mis hijos”.

Si Pooja y otras niñas hubieran seguido asistiendo a la escuela, ellas podrían tener mayor acceso a seguridad, salud y educación, y poder elegir y tomar sus propias decisiones en la vida.

¿Qué sigue?

Las niñas son agentes poderosos de los cambios socioeconómicos, y el Grupo Banco Mundial se ha comprometido a mantenerlas en la escuela y darles la oportunidad de aprender. Las niñas que terminan la educación secundaria tienden a ser más saludables, participan más en el mercado de trabajo formal, ganan más, se casan a una mayor edad, tienen menos hijos y proporcionan una mejor atención de salud y educación a la generación que les sucede. La combinación de estos factores puede ayudar a sacar de la pobreza a los hogares, las comunidades y los países.

En 2016, el Grupo Banco Mundial se comprometió a invertir USD 2500 millones en el curso de un quinquenio en proyectos de educación en beneficio directo de las adolescentes.

En el próximo Informe sobre el desarrollo mundial 2018 titulado Learning to Realize Education’s Promise (Aprender para hacer realidad la promesa de la educación) se hace un balance de lo que sabemos y de cómo ampliar el alcance y la calidad de la educación en todo el mundo, en particular para los más marginados.

Además, sobre la base del informe sobre los costos económicos del matrimonio infantil, el Grupo Banco Mundial está preparando un estudio de seguimiento acerca de los beneficios económicos de invertir en la educación de las niñas. 

 

Cliquee en la galería fotográfica para ver los impactos de esta inversión.