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OPINIONES Junio 20, 2019

La solidaridad es clave para apoyar a los más vulnerables en América Latina y el Caribe

A veces es fácil olvidar cuánto han progresado algunos países y sus habitantes en apenas dos generaciones. Cientos de millones de personas salieron de la pobreza en América Latina y el Caribe desde mediados del siglo pasado. Esto es, sin duda, motivo de celebración, pero casi un cuarto de la población sigue inmersa en la pobreza. Si bien buena parte de la región prosperó, varios países todavía figuran entre los más pobres del mundo o enfrentan desafíos particulares. Estos países necesitan nuestra solidaridad, y una de las formas más efectivas con las cuales la comunidad internacional puede mostrar dicha solidaridad es a través de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Grupo del Banco Mundial.

La AIF ayuda a los países más pobres del mundo o a aquellos que enfrentan retos únicos, a través de donaciones y préstamos concesionales a tasas de interés cero o muy bajas para apoyar el desarrollo sostenible. Este año, los socios de la AIF se reúnen —como lo hacen cada tres años— para decidir el monto de reposición de las donaciones realizadas por alrededor de 55 países. Los resultados de este encuentro tendrán un gran impacto en los esfuerzos de la comunidad internacional por ayudar a aquellos que viven en los países más pobres de nuestra región a tener una vida mejor.

Estas donaciones y préstamos ayudan a países como Honduras, Nicaragua, Guyana y Haití, así como a varios pequeños estados caribeños. Anteriormente, la AIF ha apoyado también a Bolivia, Ecuador, El Salvador y Paraguay. Durante los años 1960, la primera década de funcionamiento de la AIF, ésta ayudó a Chile, Colombia y Costa Rica en su camino hacia el estatus de ingreso medio.

Muchas veces esta contribución ha significado un punto de inflexión para la región. En 2018 se triplicó el volumen de recursos destinados a los pequeños países caribeños, Guyana y Centroamérica, mientras que se duplicaron los fondos para Haití. El apoyo a la AIF es hoy más importante que nunca, teniendo en cuenta que los países luchan por impulsar un desarrollo inclusivo frente a aspectos como el cambio climático, entre otros. Los huracanes en el Caribe crecen en número e intensidad año tras año y los países necesitan ayuda para construir infraestructura resistente a estas tormentas. En el Corredor Seco de Centroamérica, cada vez es más difícil para los agricultores poder mantenerse a sí mismos y a sus familias. Haití está clasificado como un estado frágil o afectado por conflictos, lo cual socava su desarrollo económico.

Para lograr el máximo impacto de la AIF, es importante potenciar las contribuciones con recursos domésticos y fondos recabados en los mercados de deuda. Por cada dólar de los donantes, podemos comprometer tres dólares para nuestros países beneficiarios.

La AIF ha destinado alrededor de US$ 600.000 millones (en precios constantes) en inversiones en 113 países en las últimas seis décadas, en un esfuerzo gigantesco por apoyar a las personas más vulnerables que viven en los países más pobres del mundo. Para el período 2017-2020 hemos incrementado nuestra ambición y estaremos proporcionando US$ 75.000 millones en apoyo financiero. En el Banco Mundial queremos mantener este nivel de ambición en un momento en el que estamos negociando el próximo paquete de tres años con los 55 socios donantes, para así poder contribuir al logro de los objetivos de desarrollo sostenible 2030.

Como resultado de nuestros esfuerzos constantes, la mortalidad infantil en la región disminuyó y los niveles educativos son mucho más altos. También hemos apoyado el desarrollo de infraestructura, así como el acceso a electricidad y agua potable. Todo ello se ha traducido en una mejor vida para muchos de los ciudadanos de estos países.

Por ejemplo, con el apoyo de la AIF las infecciones de cólera disminuyeron abruptamente en Haití, al punto que este año no se han reportado casos nuevos. Luego del huracán María, Dominica recibió ayuda para construir viviendas resilientes que beneficiaron a 32.000 personas. En Honduras, 12.600 agricultores lograron una mayor inclusión financiera.

La solidaridad es la base de estos esfuerzos. Solo si nos mantenemos unidos podremos enfrentar los enormes desafíos a futuro y ayudar a los más vulnerables a salir de la pobreza. No podemos dejar atrás a nadie ni a ningún país. Por más de 70 años, el Grupo del Banco Mundial se ha esforzado por apoyar un desarrollo duradero y sostenible. Es por ello que siempre estamos buscando nuevos socios en la comunidad internacional para profundizar este trabajo. Esperamos que más países y socios se unan a este esfuerzo y que podamos contar con un mayor respaldo de los países de América Latina y el Caribe para apoyar a sus vecinos. Esta solidaridad se traduce en empoderar a los pobres para que logren sus sueños, cambien sus vidas y construyan una mejor vida para sus hijos. No se merecen menos.

Última actualización: Jun 20, 2019

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