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COMUNICADO DE PRENSA Noviembre 07, 2017

Las restricciones impuestas a la banca internacional tras la crisis pueden reducir las perspectivas de crecimiento de los países en desarrollo

CIUDAD DE WASHINGTON, 7 de noviembre de 2017. En un informe del Banco Mundial publicado hoy se advierte que las crecientes restricciones impuestas tras la crisis de 2007-09 a los bancos internacionales que operan en los países en desarrollo están obstaculizando las perspectivas de crecimiento al limitar el flujo de financiamiento que tanto necesitan las empresas y los hogares.

La banca internacional puede generar importantes beneficios para el desarrollo, pero no es la panacea y conlleva riesgos. Las autoridades normativas de las economías en desarrollo deberían buscar la forma de maximizar los beneficios de la banca transfronteriza y minimizar, al mismo tiempo, los costos que esta supone, se afirma en el Global Financial Development Report 2017/2018: Bankers without Borders (Informe sobre el desarrollo financiero mundial 2017-18: Bancos sin fronteras).

La crisis de 2007-09 y la consecuente desaceleración económica motivaron una amplia reevaluación de los beneficios y costos de la banca internacional, y llevaron a la aplicación de restricciones que pusieron fin a una década caracterizada por el auge de los servicios financieros globalizados y los préstamos transfronterizos. Sin embargo, en el informe se señala que los países en desarrollo podrían verse en la necesidad de reconsiderar el valor de los bancos internacionales como instrumentos imprescindibles para acceder al crédito mundial y lograr un crecimiento económico más acelerado, aun cuando deban seguir gestionando los riesgos.

“Mientras las aspiraciones siguen aumentando en todo el mundo y el sector bancario evoluciona, cabe hacerse una pregunta básica: ¿las finanzas serán un aliado o un enemigo en la lucha para poner fin a la pobreza?”, declaró el presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim. La banca internacional sin duda genera riesgos de exportar inestabilidad, sobre todo en el caso de los países que cuentan con regulaciones e instituciones deficientes, y esos riesgos deben ser mitigados. Pero sin un sector bancario competitivo, los pobres no podrán acceder a servicios financieros básicos, muchas empresas serán excluidas de los mercados y los países en desarrollo dejarán de crecer”.

El financiamiento bancario resulta esencial para poder contar con un sector privado dinámico, sobre todo para fortalecer a las pequeñas y medianas empresas. Los países en desarrollo pueden maximizar los beneficios que reporta un sistema bancario más sólido y, al mismo tiempo, protegerse de los riesgos mejorando el intercambio de información a través de los registros de antecedentes crediticios, exigiendo activamente el cumplimiento de los derechos contractuales y de propiedad, y garantizando la estricta supervisión de los bancos.

Resurgimiento de los bancos de las economías en desarrollo

Mientras los bancos de las economías avanzadas se replegaron luego de la crisis, los de las economías en desarrollo adoptaron una política audaz y se expandieron más allá de sus fronteras: en efecto, representaron el 60 % de los nuevos bancos que ingresaron al mercado desde que comenzó la desaceleración económica. Como resultado, se han intensificado las relaciones bancarias entre los países en desarrollo y la regionalización de las operaciones bancarias internacionales.

Por ejemplo, Ecobank de África se constituyó en Togo y actualmente opera en 33 países del continente. Además, tiene oficinas en París, Beijing, Dubái, Johannesburgo y Londres, lo que le permite atraer capitales de países ricos para invertir en toda África.

Al mismo tiempo, el tamaño total de activos de los bancos más grandes del Mundo aumentó un 40 %, lo que genera la preocupación de que las medidas regulatorias adoptadas desde la crisis no hayan logrado abordar el riesgo que conllevan los bancos que son demasiado grandes para quebrar. Frente a una mayor incertidumbre sobre los beneficios de la apertura, muchos países han reaccionado con desconfianza a la reciente expansión de los bancos internacionales más importantes restringiendo las operaciones de la banca extranjera. Casi el 30 % de los países en desarrollo han establecido restricciones a las sucursales de bancos extranjeros. Estas restricciones están privando a muchas economías de la oportunidad de acceder a crédito internacional que podría beneficiar a las empresas y los hogares.

“La apertura a la banca internacional no garantiza el desarrollo financiero ni la estabilidad”, declaró el director de Investigaciones del Banco Mundial, Asli Demirguc-Kunt. “Pero numerosos trabajos de investigación muestran de qué manera, si se cuenta con políticas e instituciones adecuadas, se puede garantizar que la apertura conduzca a una mayor competitividad, ayude a mitigar las crisis económicas locales y permita ampliar el acceso al escaso capital necesario para fomentar el crecimiento”.

Si se procede como es debido, permitir el ingreso de los bancos extranjeros y ampliar la apertura financiera —en el marco de mercados de capital que funcionen adecuadamente— puede generar beneficios sistémicos, como el aumento de la estabilidad financiera, de la competitividad y de la resiliencia a las perturbaciones económicas.

En el informe también se examinan tanto las recompensas como los riesgos de la tecnología financiera en rápida expansión que funciona a nivel mundial y entre las distintas fronteras a través de los productos digitales, con ejemplos que van desde empresas como M-Pesa, la plataforma de dinero móvil de Kenya, hasta Lending Club, la compañía de préstamos entre particulares.

Estas tecnologías pueden acelerar las transacciones, reducir los costos, mejorar la gestión de riesgos y extender los servicios financieros para las poblaciones desatendidas. Sin embargo, también plantean riesgos vinculados a la falta de redes de protección, el posible abuso de datos personales y el fraude electrónico.

“Si bien los países en desarrollo sufrieron daños colaterales provocados por la crisis financiera mundial, los beneficios de la apertura son demasiado grandes para ser ignorados”, afirmó Shanta Devarajan, director superior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial. “Para alcanzar los niveles de crecimiento económico que se necesitan para poner fin a la pobreza es imprescindible contar con un sector financiero competitivo y estable”.


COMUNICADO DE PRENSA N.º 2018/044/DEC

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