En la bulliciosa ciudad de El Alto en Bolivia, donde confluyen las culturas aimara y quechua, dos mujeres extraordinarias, Roxana Quispe y Emma Poma, han dedicado su vida a combatir la pobreza y promover los derechos de los pueblos indígenas. Su camino desde la pobreza hasta el empoderamiento da testimonio de la resiliencia, la comunidad y el poder del desarrollo inclusivo.
En aimara, un idioma indígena andino, "amuyu" representa un concepto similar a los sueños, las ambiciones que se persiguen. Para Roxana y Emma, su amuyu las ha llevado desde el altiplano boliviano hasta los pasillos del Banco Mundial en la ciudad de Washington, y ha transformado no solo sus vidas, sino también el futuro de sus comunidades. Este recorrido, que comenzó en talleres locales, alcanzó su punto culminante en el evento del Banco Mundial titulado “Abordar las dimensiones ocultas de la pobreza en los productos de conocimiento y las políticas”, durante el cual presentaron las voces de sus comunidades en un escenario internacional, haciendo patente el poder del activismo de base.
Los caminos de Roxana y Emma convergieron en Actuar Todos por la Dignidad (ATD) Cuarto Mundo, un movimiento internacional dedicado a erradicar la pobreza. Roxana nació en la comunidad indígena aimara de Causaya, en el departamento de La Paz. Supo de ATD Cuarto Mundo por una amiga en 2011, y entonces descubrió que este se centraba en el aprendizaje reflexivo y la participación comunitaria.
Emma, nacida de padres aymaras que migraron de una zona rural, en la zona periurbana del Niño Kollo en el departamento de La Paz, y actualmente vive en la ciudad de El Alto, se unió a ATD-Cuarto Mundo hace 18 años, donde encontró una comunidad que le permitió descubrir sus talentos, fortalecer sus conocimientos y amplificar su voz.
A lo largo de los años, Roxana y Emma se han convertido en firmes defensoras de los derechos de los pobres, poniendo sus historias en primer plano y exigiendo un cambio. Sus testimonios reflejan una narrativa más amplia sobre el empoderamiento indígena en Bolivia. Con alrededor del 40 % de la población que se identifica como indígena, Bolivia tiene uno de los porcentajes más altos de pueblos indígenas en América Latina. Sin embargo, este grupo se ha enfrentado históricamente a grandes obstáculos para acceder a la educación, el empleo y la participación política.