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RESEÑA 7 de octubre de 2020

Pobreza y prosperidad compartida 2020: Un cambio de suerte. Preguntas frecuentes

¿Cómo resumiría los efectos de la COVID-19 (coronavirus) en la pobreza?

Calculamos que en 2020 caerán en la pobreza extrema entre 88 millones y 115 millones más de personas, con lo que el total de quienes viven con menos de USD 1,90 al día aumentará a entre 703 millones y 729 millones. La tasa de pobreza extrema será de entre el 9,1 % y el 9,4 %, lo que implicará un retroceso de tres años, ya que se volverá a los niveles de 2017. Con un aumento adicional de entre 23 millones y 35 millones de personas en 2021, la cantidad total de nuevos pobres podría ser de entre 110 millones y 150 millones. 

¿Cómo puede alguien en algún lugar del mundo vivir con USD 1,90 al día? ¿Por qué se establece una vara tan baja?

La línea de USD 1,90 al día, también conocida como línea de pobreza extrema, se basa en las líneas de pobreza nacionales utilizadas en 15 de los países más pobres del mundo y refleja los recursos que una persona necesita para cubrir sus necesidades nutricionales, de vestimenta y de vivienda mínimas en esos países. El Grupo Banco Mundial y la comunidad internacional utilizan esa línea para continuar enfocándose en el objetivo más urgente de ayudar a las personas más pobres del mundo y contar con un parámetro estable para medir los avances mundiales en los distintos países.

Si bien es importante contar con una medida en común de la pobreza extrema que pueda compararse internacionalmente, existen otros parámetros. Los países utilizan sus propias líneas de pobreza nacionales que toman en cuenta el contexto y las preferencias de cada sociedad, y trabajamos con ellos para ayudarlos a fortalecer su capacidad para medir la pobreza de manera precisa y sistemática.

El Grupo Banco Mundial hace un seguimiento de varias otras líneas de pobreza, incluida una línea de USD 3,20 al día, correspondiente a las condiciones registradas en países de ingreso mediano bajo, y de USD 5,50 al día, para los países de ingreso mediano alto. También hemos introducido una medición de pobreza multidimensional, que incluye el acceso a educación y servicios básicos, y una línea de pobreza societal que se basa en los niveles habituales de consumo o de ingreso de cada país y cuyo valor aumenta a medida que el país prospera.

El seguimiento de varias líneas de pobreza muestra que, aunque se haya avanzado en la reducción de la pobreza extrema, cientos de millones de personas siguen viviendo en circunstancias difíciles y aún no están exentas de volver a caer en condiciones extremas. Se trata de una tragedia humana que empeora con la COVID-19. La pobreza extrema es un desafío mundial que la línea internacional de pobreza debería seguir contemplando, aunque reconocemos los importantes avances que se han realizado en las últimas décadas en la reducción de la cantidad de personas que viven por debajo de esta línea.

¿Son confiables las cifras que se mencionan en su informe?

El Banco Mundial informa cifras de pobreza mundial que obtiene a partir de encuestas oficiales gubernamentales de todo el mundo. Estas encuestas se realizan con diferentes metodologías, en distintos períodos y con diversos protocolos de accesibilidad. Sin embargo, los respectivos Gobiernos que las realizan certifican su precisión.

¿Por qué no se cuenta con cálculos de pobreza sobre India y Asia meridional?

La presentación de información sobre cifras de pobreza está sujeta a una serie de normas destinadas a evitar que se publiquen cifras demasiado desactualizadas o que no sean representativas. En el caso de India, la última encuesta de hogares disponible es de 2011-12. Esos datos son muy anteriores a 2017, que es el año base de información para la actualización mundial de 2020, y, por lo tanto, no cumplen con los requisitos para la presentación de información. En 2017-18 se realizó una encuesta de hogares que es más reciente, pero cuyos datos no son accesibles para el público.

Dado que India representa una gran parte de la población de Asia meridional, la falta de datos sobre ese país también significa que las estimaciones que proporcionamos sobre esa región no son exactas. Así pues, en el informe Poverty and Shared Prosperity 2020 (Pobreza y prosperidad compartida 2020) se presentan diversas estimaciones de pobreza tanto para India como para Asia meridional, que se obtienen a través de distintos métodos técnicos bien establecidos que se suelen utilizar cuando no hay datos de encuestas disponibles.


¿En qué se diferencian los efectos de la COVID-19 en las personas pobres del ámbito urbano y del ámbito rural? ¿La pobreza será predominantemente urbana en el futuro?

Es probable que muchas de las personas a quienes la pandemia ha empujado a la pobreza vivan en entornos urbanos congestionados y trabajen en los sectores más afectados por confinamientos y restricciones a la circulación. Dado que las actuales redes de seguridad y medidas de alivio tal vez no cubran a los trabajadores informales, a los migrantes estacionales ni a los refugiados, posiblemente deban aplicarse medidas específicas adicionales. La pobreza causada por la pandemia avanza sobre poblaciones que no se habían visto tan afectadas (por ejemplo, propietarios de pequeños negocios urbanos).

Esto no significa que las áreas rurales no sufrirán un impacto. Con el tiempo, en estas áreas, que, para empezar, tienden a ser más pobres, probablemente las personas, incluso quienes ya se encuentran en situación de pobreza, experimentarán un deterioro en sus condiciones de vida. A medida que las restricciones a la circulación afecten cada vez más las actividades agrícolas y no agrícolas, así como el acceso a los mercados en áreas rurales, es probable que las personas pobres de áreas rurales sufran pérdidas significativas en sus ingresos. Además, muchas comunidades rurales enfrentan desafíos críticos, dado que forman parte de flujos masivos de migrantes que regresan en un contexto de acceso limitado a alimentos e insumos. En conjunto, estas situaciones contribuirán tanto a profundizar como a extender la pobreza rural.

¿Cuál es su evaluación con respecto al objetivo de poner fin a la pobreza extrema para 2030?

Antes de que comenzara la pandemia, el objetivo de poner fin a la pobreza extrema para 2030 ya se encontraba seriamente comprometido. Ahora que millones de personas se ven empujadas nuevamente a la pobreza por la COVID-19 (y en un contexto donde el cambio climático y las situaciones de conflicto ya afectan a los más pobres de la peor manera), poner fin a la pobreza para 2030 resulta más difícil que nunca. Sin embargo, esto no es razón para aceptar la derrota y dejar de intentarlo. Por lo contrario, esta nueva realidad significa que cada país y la comunidad mundial deben trabajar incluso con más empeño y más inteligencia para detener la pandemia y lograr que los países retomen el camino que les permita eliminar la pobreza extrema. 

¿El mundo ya no había perdido el rumbo antes de la pandemia con respecto al objetivo de poner fin a la pobreza extrema?

En los últimos 30 años, la tasa de pobreza mundial ha disminuido drásticamente. La pobreza extrema mundial cayó, en promedio, 1 punto porcentual por año entre 1990 y 2015. Sin embargo, entre 2013 y 2015, la reducción fue de solo 0,6 puntos porcentuales, y entre 2015 y 2017, de 0,5 puntos porcentuales. A esta desaceleración han contribuido algunos factores de larga data, como las situaciones de conflicto y el cambio climático. Solo esto ya hubiera hecho difícil alcanzar el objetivo de que para 2030 la pobreza extrema mundial sea del 3 %. Ahora, con la COVID-19, la misión de poner fin a la pobreza ha sufrido su peor revés en una generación. La combinación de la pandemia, las situaciones de conflicto y el cambio climático contribuyen a este retroceso, y empuja a cientos de millones de personas a la pobreza, muchas de ellas de poblaciones que no se habían visto tan afectadas.

¿Qué sucede con la inequidad?

Una de las metas del Grupo Banco Mundial es impulsar la prosperidad compartida a fin de aumentar los ingresos del 40 % más pobre de la población. Un nivel elevado de prosperidad compartida es un indicador importante de la inclusión y el bienestar, y se correlaciona con la reducción de la pobreza y la desigualdad.

De acuerdo con el informe Poverty and Shared Prosperity 2020, en 74 de las 91 economías sobre las que se disponía de datos correspondientes al período 2012-17 hubo evidencias de prosperidad compartida de signo positivo, lo que significa que el crecimiento fue inclusivo y que los ingresos del 40 % más pobre de la población aumentaron. Además, 53 de esos países mostraron una prima positiva de prosperidad compartida, lo que significa que el crecimiento benefició a los más pobres en mayor medida que a la población general. Estas medidas para 68 economías pueden compararse con una estimación de la prosperidad compartida realizada para un período anterior (hacia 2010/15), que reveló una tendencia a la baja en la prosperidad compartida en la mitad de las economías sobre las que se disponía de datos.

El promedio de la prosperidad compartida mundial (esto es, el crecimiento en los ingresos del 40 % más pobre) fue del 2,3 % entre 2012 y 2017.

Sin embargo, los avances son dispares: la prosperidad compartida y las primas de prosperidad compartida son inferiores en las economías frágiles y de ingreso que en las economías de ingreso mediano. En las zonas afectadas por situaciones de fragilidad y conflicto, la prosperidad compartida cayó un 0,8 %. En las economías de ingreso bajo, creció apenas un 0,2 %.

La meta de prosperidad compartida significa que trabajamos para aumentar los ingresos y el bienestar de las personas menos favorecidas donde sea que se encuentren, en las naciones más pobres o en países de ingreso mediano prósperos.

Sin medidas de política, la crisis desatada por la COVID-19, en combinación con los efectos de las situaciones de conflicto y el cambio climático, puede provocar ciclos de mayor inequidad en los ingresos, menor movilidad social entre las personas vulnerables y una menor resiliencia a los impactos futuros.   

¿El riesgo de sufrir inundaciones es realmente consecuencia del cambio climático? ¿Qué sucede con las sequías y con la inseguridad alimentaria?

Las inundaciones son apenas uno de los diversos tipos de riesgo climático, al igual que las sequías, las altas temperaturas y otros desastres naturales como los ciclones. En este informe se hace hincapié en las inundaciones debido principalmente a que constituyen uno de los peligros más comunes y graves, sobre todo en los países de ingreso bajo donde los sistemas de infraestructura (incluidos los drenajes y la protección contra inundaciones) suelen estar menos desarrollados; además, la variabilidad de la exposición a las inundaciones a nivel local es mayor que la variación de temperatura a nivel subnacional, por lo que la exposición conjunta al riesgo de inundación y a la pobreza en este último nivel se presta más al análisis.  

Sin embargo, el énfasis en las inundaciones hace que se ponga en primer plano a determinados países y regiones, y que no se refleje toda la magnitud de los riesgos de desastre en otros lugares. Por ejemplo, los riesgos de inundaciones fluviales urbanas en países como Rwanda son elevados, mientras que el riesgo de calor extremo (relacionado con el clima) es bajo.

Usted nos habla de la COVID-19, el cambio climático y las situaciones de conflicto, pero ¿qué sucede con la corrupción? ¿Cuánto empeora la pobreza por el hecho de que el dinero que se supone destinado a ayudar a los pobres termine en los bolsillos de funcionarios corruptos?

Este informe se concentra en la COVID-19, el cambio climático y las situaciones de conflicto porque son los tres obstáculos principales para reducir la pobreza.  

Desde hace tiempo, el Banco Mundial reconoce que la corrupción es uno de los mayores factores que impiden el desarrollo. Tiene un impacto desproporcionado en las personas pobres y más vulnerables, aumenta los costos y reduce el acceso a servicios, como salud, educación y justicia. 

El Banco Mundial trabaja con el sector público y el privado, así como con la sociedad civil, para respaldar iniciativas tendientes a prevenir la corrupción, mejorar los recursos para enfrentar actividades ilícitas cuando estas se produzcan y trabajar para mejorar las conductas, las normas y los estándares necesarios para respaldar los esfuerzos de lucha contra la corrupción.

El Grupo Banco Mundial presentó recientemente un informe importante titulado Enhancing Government Effectiveness and Transparency: The Fight Against Corruption (Mejorar la eficacia y la transparencia de los Gobiernos: La lucha contra la corrupción).