En Armenia (i), el Banco ayudó a 285 000 personas a mejorar la actividad ganadera y la gestión de los pastizales. En el marco de este proyecto, más de 110 000 cabezas de ganado —o alrededor del 17 % del total de la producción ganadera de Armenia— recibieron mejores servicios de sanidad animal.
En Azerbaiyán, el Proyecto de Mejora de la Competitividad Agrícola (i) ayudó a pequeñas y medianas agroempresas a mejorar la productividad y las ventas en alrededor del 60 % y el 70 % respectivamente; respaldó al 70 % de toda la ganadería del país con su programa de control de enfermedades animales e invirtió en investigación y tratamiento de semillas para mejorar la calidad y producción de estas. El proyecto también apoyó el programa de privatización de los servicios veterinarios, proporcionó asistencia financiera a más de 200 empresas agrícolas y creó 3000 nuevos empleos en el sector.
Desde hace 16 años, Bolivia (i) ha venido desarrollando una estrategia para mejorar la producción y comercialización agropecuarias a través del modelo de Alianzas Productivas, que vincula a los pequeños productores rurales con los mercados, facilitando su participación en las cadenas de valor y proporcionándoles asistencia técnica y herramientas tecnológicas para que tengan un mejor acceso a los mercados. Actualmente, se han implementado más de 2600 alianzas productivas, que benefician a 107 308 familias de productores.
En Bhután, con un proyecto financiado por el Banco (i), se respaldan los esfuerzos del Gobierno para reducir la pobreza rural y los altos niveles de malnutrición a través de la implementación de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes. La tecnología de riego y los invernaderos introducidos mediante el proyecto han permitido a los agricultores tener mayor acceso a los mercados locales y de exportación. Más de 6500 personas han aumentado la calidad y la cantidad de productos como arroz, maíz, papas, hortalizas, quinua, cítricos y manzanas, y especias de alto valor (por ej., cardamomo y jengibre).
En Burkina Faso, entre 2000 y 2018, el Banco apoyó el Programme National de Gestion des Terroirs (i) (Programa Nacional de Gestión de las Tierras) mediante el cual se descentralizó el desarrollo rural y se generó capacidad local para prestar servicios básicos. El programa incluyó también inversiones en conservación del agua y el suelo, agrosilvicultura, y cocinas que ahorran energía y otras tecnologías ambientales, todo lo cual ayudó a proteger más de 200 000 hectáreas.
El Proyecto de Respuesta de Emergencia a la Crisis Alimentaria en la República Centroafricana se diseñó para aumentar la producción de alimentos y generar resiliencia entre los pequeños agricultores y los hogares que sufren inseguridad alimentaria en las zonas afectadas. En su primer año, el proyecto entregó activos e insumos agrícolas a 329 000 agricultores. Además, la producción de cultivos alimentarios ha aumentado, llegando a 28 800 toneladas métricas, esto es un incremento del 125 %. El proyecto también ha capacitado a 8560 familias vulnerables, proporcionándoles equipos para la manipulación después de las cosechas y ayudarles así a reducir las pérdidas y mejorar la calidad de sus productos. Estos logros han permitido mejorar la disponibilidad de alimentos y los ingresos de los agricultores participantes, y se espera que tengan un impacto positivo en la seguridad alimentaria del país.
En China, desde 2014, un proyecto respaldado por el Banco (i) ha ayudado a ampliar las prácticas agrícolas climáticamente inteligentes. Con el uso más eficiente del agua en 44 000 hectáreas de tierras agrícolas y de nuevas tecnologías, se mejoraron las condiciones del suelo y se aumentó la producción de arroz en un 12 % y la de maíz en un 9 %. Más de 29 000 cooperativas de agricultores declaran tener ingresos más altos y mayor resiliencia climática.
En Colombia, desde 2010, la adopción de sistemas de producción silvopastoriles inocuos para el medio ambiente (i) en más de 4100 establecimientos ganaderos permitió convertir 100 522 hectáreas de pastizales degradados en paisajes más productivos y capturar 1 565 026 toneladas de dióxido de carbono.
En Côte d’Ivoire, entre 2013 y 2017, con el Proyecto de Apoyo al Sector Agrícola (i) se aumentó la productividad de 200 000 agricultores y se rehabilitaron 6500 kilómetros de caminos rurales. Esto último facilitó el transporte de los productos a los mercados y redujo las pérdidas de los productores después de las cosechas. Para ayudar a los productores de castaña de cajú, el Banco también apoyó un programa de investigación que participó en la distribución de 209 genotipos de árboles de alto rendimiento y en la creación de 18 viveros. El proyecto financiado por el Banco también ayudó a movilizar USD 27,5 millones en inversión privada para aumentar la productividad de al menos 26 500 hectáreas.
En Croacia (i), el Banco ayudó al Ministerio de Agricultura a formular la Estrategia Nacional de Desarrollo Agrícola y Rural, en la que se armonizan las necesidades del país con la Política Agrícola Común de la Unión Europea.
En Djibouti (i), el Banco apoyó la construcción de 112 unidades de movilización de aguas que mejoraron el acceso a este recurso de 9762 hogares. También ayudó a introducir la agricultura hidropónica entre 30 beneficiarios, recuperar 96 hectáreas de tierras cultivables de regadío y producir 14 000 plántulas.
En Etiopía, desde 2015 (i), un proyecto ha ayudado a 2,3 millones de agricultores con servicios de apoyo agrícola, investigación agrícola, riego en pequeña escala y desarrollo de infraestructura de mercado. Además, ha proporcionado diversos servicios (salud animal, alimentación, reproducción y comercialización) a casi 600 000 agricultores dedicados a la ganadería y la acuicultura, y ha brindado apoyo a otros 425 000 pastores y productores agropecuarios para fortalecer la resiliencia de los medios de subsistencia en las zonas bajas del país.
En Honduras, desde 2010 (i), 12 878 pequeños agricultores, 27 % de los cuales son mujeres, han empleado alianzas productivas para mejorar la productividad y el acceso a los mercados, lo que ha permitido movilizar USD 33,5 millones en financiamiento de bancos comerciales e instituciones de microfinanzas. Con el apoyo de este proyecto, las ventas brutas de las organizaciones de productores en un 24,3 %. Además, gracias al apoyo proporcionado a la Alianza para el Corredor Seco de Honduras, 12 202 hogares han podido implementar planes de negocios agrícolas y de seguridad alimentaria, y se han mejorado los rendimientos agrícolas, la nutrición y la diversidad de los alimentos de los beneficiarios del proyecto.
En Bihar (India), el Proyecto Transformador de Bihar (i) ha llegado a más de 12,7 millones de mujeres y sus familias desde 2016. Las mujeres han ahorrado más de USD 225,71 millones y se han movilizado USD 3200 millones del sector financiero formal. Casi 3 millones de hogares se beneficiaron con ingresos adicionales provenientes de oportunidades de medios de subsistencia más amplias y diversificadas. Además, el proyecto ha promovido la agricultura de conservación entre más de 950 000 hogares a través de un sistema de intensificación de los arrozales, un aumento de la superficie directamente plantada con arroz y prácticas integradas de gestión de nutrientes en 390 058 acres. El proyecto ha utilizado 228 centros de contratación personalizados para impulsar la mecanización en 116 357 acres y la colocación eficaz de semillas y fertilizantes.
En India, el Proyecto de Transformación Agroindustrial y Rural de Assam (i) ayudó a más de 400 000 familias de agricultores, 1270 empresas y más de 100 asociaciones sectoriales y organizaciones de productores a mejorar su productividad e ingresos y a crear nuevos canales de comercialización desde 2017.
Desde 2013, el apoyo del Banco ha fortalecido el sistema de investigación agrícola de Indonesia (i). Alrededor de 33 centros del Instituto de Evaluación de Tecnología Agrícola tienen ahora la capacidad de desarrollar mejores variedades de arroz, hortalizas y frutas. El proyecto ha apoyado a 161 investigadores agrícolas a través de programas académicos, ha modernizado 58 laboratorios y 54 centros de investigación, y ha financiado 1134 actividades de investigación, incluidos 44 esfuerzos de colaboración en estudios internacionales.
En Jamaica, un proyecto en curso desde el año 2000 está fortaleciendo las cadenas de valor al hacer hincapié en los vínculos entre productores/proveedores de servicios y compradores, con el fin de mejorar las economías de escala para las organizaciones de productores, las pequeñas empresas agrícolas y los conglomerados turísticos, e incorporar la resiliencia al cambio climático a las actividades habituales. El proyecto introduce métodos y tecnologías de producción fuera de temporada, como invernaderos, agricultura climáticamente inteligente, prácticas sostenibles de gestión de la tierra y el agua, e infraestructuras productivas a pequeña escala (por ej., instalaciones de almacenamiento en frío, caminos locales y fuentes de energía alternativas), entre otros. Alrededor de 9000 personas se beneficiarán directamente con estas inversiones, de las cuales el 40 % serán mujeres y el 30 %, jóvenes.
En Kenya, desde 2016 (i), casi 1 millón de agricultores (i) —más del 60 % de los cuales son mujeres— han aumentado su productividad y tienen acceso a los mercados. En el marco de una asociación con 15 nuevas empresas de tecnología agrícola, se están aprovechando las tecnologías digitales para ayudar a casi 50 000 agricultores a entregar sus productos a los consumidores, algo que resultó crucial durante la pandemia de COVID-19.
En Kosovo (i), el Banco proporcionó 775 donaciones a agricultores y 103 donaciones a agroprocesadores para aumentar las capacidades de producción y mejorar la competitividad del mercado en el sector de la ganadería y la horticultura. Con ese fin, se modernizaron las instalaciones, se adoptaron nuevas tecnologías y se implementaron normas en materia ambiental y de seguridad alimentaria. Además, se proporcionó apoyo para la rehabilitación de los sistemas de riego que cubrían una superficie de 7750 hectáreas, y esto incidió en la producción, el rendimiento, la calidad y la variedad de los productos cultivados en la zona.
En Madagascar, desde 2016 (i), el Banco ha ayudado a aumentar la productividad de más de 130 000 agricultores y recuperar 60 000 hectáreas de arrozales de regadío. Además, el Banco brindó apoyo al sector del cacao por medio de investigaciones, el desarrollo de semillas certificadas y la promoción de técnicas más adecuadas de producción y procesamiento. Estas medidas permitieron que 4000 productores de cacao aumentaran sus ingresos e incrementaran en un 50 % los volúmenes de producción y exportación. El Banco también financió la mayor iniciativa de registro de los derechos sobre la tierra emprendida por el país, en cuyo marco se entregaron más de 200 000 títulos de propiedad a agricultores.
Entre 2016 y 2021, la intervención del proyecto de apoyo regional del Sahel en Mauritania ofreció activos y servicios a más de 400 000 agricultores y pastores, de los cuales casi el 30 % eran mujeres. Puso a disposición de estos productores agropecuarios más de 1,9 millones de hectáreas de tierra manejadas mediante prácticas de gestión sostenible, además de la construcción de 133 parques de vacunación y la creación de 118 puntos de acceso al agua (pozos y perforaciones), así como otras infraestructuras de valorización y comercio de animales.
En Moldova, desde 2012 (i), el Banco ha ayudado a más de 7500 agricultores a obtener acceso a mercados locales y regionales de alto valor para frutas y hortalizas frescas, y ha incrementado la productividad del suelo a través de la promoción de prácticas sostenibles de gestión de la tierra en 120 000 hectáreas de tierras agrícolas.
En Montenegro (i), desde 2009, el Banco ha ayudado a 4000 agricultores que trabajan en huertos, viñedos, cría de ganado y cultivo de plantas aromáticas; a 224 agroprocesadores y 59 agricultores que trabajan en el procesamiento en las explotaciones y que cumplen con los requisitos de la Unión Europea sobre seguridad alimentaria, y a 278 hogares agrícolas que adoptan medidas agroambientales, mejorando su competitividad y sostenibilidad.
En Nepal, el Fondo para el Alivio de la Pobreza (i) —apoyado por el Banco— ayudó a pequeños agricultores y personas pobres de zonas rurales a obtener microcréditos, activos, servicios y capacitación. Desde 2004, el fondo ha creado más de 30 000 organizaciones comunitarias y ha beneficiado a más de 900 000 hogares.
En Nicaragua, entre 2015 y 2019 (i), se aumentó la seguridad alimentaria de 563 comunidades situadas en la costa del Caribe, beneficiándose a 75 000 personas. Casi 8400 familias adoptaron mejores tecnologías agrícolas y la productividad aumentó en un 65 %.
En Pakistán, en 2022, como respuesta a la emergencia provocada por las inundaciones, unos 230 000 pequeños agricultores recibieron apoyo en forma de transferencias monetarias para los cultivos de invierno, se rehabilitaron más de 500 cursos de agua dañados por las inundaciones y se compraron 27 000 tiendas de campaña y 2,2 millones de mosquiteros. A las mujeres se les proporcionaron nuevas poblaciones de aves de corral y rumiantes pequeños, oportunidades de cultivos en túneles, así como kits para huertos.
En Paraguay, desde 2008, unos 20 863 agricultores (i) aumentaron sus ingresos agrícolas en al menos un 30 %, y 18 951 adoptaron prácticas agrícolas mejoradas que incrementaron la productividad de sus tierras.
En Perú, desde 2013 (i), se han identificado casi 600 innovaciones agrícolas y se han aplicado de manera experimental con ayuda de donaciones de contrapartida competitivas. Más de 110 de dichas innovaciones se han validado en establecimientos agrícolas y, hasta septiembre de 2020, casi 32 000 productores habían adoptado una o más de ellas.
En Filipinas, desde 2015 (i), el Banco ha ayudado a elevar los ingresos rurales, aumentar la productividad de los establecimientos agrícolas y pesqueros, mejorar el acceso al mercado e introducir reformas institucionales y operativas, así como la planificación basada en evidencias científicas para los productos agrícolas básicos en 81 provincias. El proyecto ha beneficiado a 323 501 personas —46 % de las cuales son mujeres— a través de la construcción de caminos agrícolas y sistemas de riesgo y mediante proyectos de empresas agrícolas, todo lo cual permitió aumentar los ingresos en un 36 %.
En Rwanda, entre 2010 y 2018 (i), el Banco ayudó a más de 410 000 agricultores —50 % de los cuales eran mujeres— para mejorar su producción agrícola, preparando más de 7400 hectáreas para construir pantanos de riego, proporcionando riego para más de 2500 hectáreas de laderas, y mejorando la conservación del suelo y la erosión en más de 39 000 hectáreas de laderas. Los rendimientos de los cultivos de maíz, arroz y papas se han duplicado y alrededor de 2,5 toneladas de hortalizas se exportan a Europa cada semana.
En Tayikistán (i), el Banco respaldó la formación de 545 grupos de agricultores y las cadenas de valor hortícolas, específicamente de albaricoque, manzana, pera, limón, pepino y tomate, y la cadena de valor de productos lácteos, beneficiando a un total de 13 516 agricultores, de los cuales el 48 % eran mujeres. El Banco también apoyó la creación de 342 asociaciones productivas que ayudaron a 4340 pequeños agricultores. Un total de 21 882 beneficiarios pudieron aumentar su actividad comercial. El proyecto respaldó la capacitación de 13 516 agricultores en el área de desarrollo de cadenas de valor.
En Túnez, el Banco ayudó a 113 aldeas rurales remotas a mejorar (i) sus prácticas de gestión de la tierra en 37 000 hectáreas para aumentar su productividad. Además, apoyó la rehabilitación de 930 kilómetros de caminos rurales que conectan a unas 160 aldeas.
En Uruguay, desde 2014, se han aplicado técnicas de agricultura climáticamente inteligente (i), adoptadas por 5541 agricultores en 2,7 millones de hectáreas, que han generado un potencial de secuestro de carbono de hasta 9 millones de toneladas de dióxido de carbono anuales.
En Uganda, desde 2015 (i), el Banco trabaja con empresas locales de tecnología agrícola para lograr que 150 000 agricultores reciban vales electrónicos para la adquisición de insumos y servicios. La ampliación de los servicios de dichas empresas permitirá a 450 000 agricultores alquilar tractores, utilizar sistemas de riego alimentados con energía solar (i), recibir los resultados de los análisis de suelo, recibir asesoramiento agrícola (i) a través de teléfonos móviles, obtener crédito en forma oportuna a través de billeteras móviles (i), y vender sus cosechas a través de plataformas de mercado electrónico (i).
En Uzbekistán, el Proyecto de Desarrollo Hortícola ha ayudado a crear 34 520 empleos, 13 124 de ellos para mujeres; aumentar la productividad de los beneficiarios en un 24 % y la rentabilidad en un 124 %, lo que incluyó la entrada en nuevos mercados de exportación. En el marco del Proyecto de Desarrollo del Sector Ganadero (i), la proporción de razas de ganado mejoradas y de alto rendimiento aumentó en un 98,7 % y la producción de leche y carne creció un 33 % y un 38 %, respectivamente. Además, el proyecto creó 21 698 nuevos puestos de trabajo.
En Vietnam, desde 2010, el Banco ha promovido medios de subsistencia sostenibles ayudando a crear 9000 “grupos de intereses comunes” que abarcan más de 15 500 hogares, y a vincularlos con empresas agrícolas. También ha ayudado a más de 20 000 agricultores (i) a mejorar su producción ganadera, y ha beneficiado a otras 130 000 personas con programas de fortalecimiento de la capacidad en materia de seguridad alimentaria.
En el marco del Programa de Productividad Agrícola en África Occidental (i), el Banco respaldó un esfuerzo de investigación y desarrollo que promovió la generación, difusión y apoyo en el ámbito tecnológico para sistemas agrícolas locales en 13 países de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (ECOWAS) (i). El proyecto llegó a más de 2,7 millones de beneficiarios, 41 % de los cuales eran mujeres, y generó 112 tecnologías que se aplicaron en más de 1 850 000 hectáreas.
Última actualización: Mar 31, 2023