ARTÍCULO

“Hay que empoderar a la gente en materia de salud sexual y reproductiva”

Septiembre 03, 2013

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"Un diagnóstico temprano es prevención. Y una mujer tiene que ir una vez por año a hacerse un control." recomienda.   

Victoria Ojea / Banco Mundial


Silvia Oizerovich* es médica ginecóloga y co-coordinadora del Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la Ciudad de Buenos Aires. A su juicio, uno de los retos más importantes en su área es empoderar a la gente en temas de salud sexual y reproductiva, y ello se logra a través de la información. No basta tener las leyes, asegura, sino que se apliquen y que todos las conozcan. Conversamos con ella de este y otros asuntos como la importancia de los controles médicos en las mujeres y los mitos más frecuentes sobre sexualidad.

Pregunta: ¿Cuáles son los mayores retos de salud pública en materia sexual y reproductiva?

Respuesta: Argentina es un país que tiene leyes bioéticas completas y profundas. Son leyes que nos acompañan y tienen una mirada muy moderna. Pero tenemos que poder aplicarlas y poder bajarlas en todo el país.

Por ejemplo, cómo bajarlas al terreno, a los profesionales de la salud, al director de un hospital, el decano de una facultad o un profesor. Y a su vez, ver qué pasa con la gente. A la gente hay que empoderarla. Necesitamos poder trabajar con la información, que la población conozca sus derechos y que entendamos que la salud es un derecho y que tiene que ser accesible. Por ejemplo, el no estar sometidos a situaciones de violencia, es un derecho.

P.: ¿Cómo crees que se puede empoderar a la gente sobre este tema?

R.: Se debe llegar a donde están, este es el objetivo. Si tenemos un comedor barrial, una escuela de fútbol, es ahí hacia donde tenemos que ir a buscarlos, para hacer que vengan, para que se acerquen a los centros de salud y generar la demanda.

Y por eso la Ley de Educación Sexual Integral es tan importante. Si yo le explico a una nena o un nene desde el jardín que su cuerpo es de él o de ella, que es propio, que nadie lo puede tocar, le voy a explicar que el abuso infantil no es correcto. De eso se trata cuando son tan pequeños, que se apropien de la idea de su cuerpo y de su cuidado desde chicos.

P.: ¿Cómo accede un menor de edad a información y métodos anticonceptivos?

R.: Un menor, tal como lo dice la constitución es un sujeto de derecho y tiene todo el derecho a acercarse a un centro de salud y pedir información, métodos anticonceptivos, incluso solicitar un anticonceptivo de emergencia, ya sea hombre o mujer. También un hombre o mujer puede acercarse siendo mayor de edad y solicitar una anticoncepción quirúrgica. No necesita que haya consentimiento de la pareja. En este caso, el profesional le dará una consejería completa para que entienda los riesgos.

P.: ¿Creés que los adolescentes saben lo suficiente sobre salud sexual y reproductiva?

R.: Yo creo que sí saben. Vamos mal si hacemos una campaña pensando que no saben. Lo que uno debe hacer en la consulta es primero saber qué es lo que saben y lo que no. Pero así como saben, hay una situación de “pensamiento mágico”. Y ahí está el riesgo.

Un estudio que hizo la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil en el que se tomaron 1.500 encuestas en el país, 1.035 adolescentes menores de 18 años habían tenido relaciones sexuales.  La edad promedio de la primera vez era de 15,5 años y la edad del primer embarazo era al año exacto de haber empezado a tener relaciones: 16,5 años.

De esas 1.035, alrededor de un 38% que no se habían cuidado en el inicio de las relaciones. El primer motivo era la desinformación o el pensar que la primera vez no pasaba nada o que el hombre no quería ponerse un preservativo. Lo que te marca esto es un problema de género. Hay conocimiento pero aún falta.

Los embarazos adolescentes no se van a terminar solo con más anticonceptivos, tiene que haber un proyecto de vida.

P.: ¿Cuáles son los mitos más frecuentes que escuchás en las consultas?

R.: Que la primera vez no pasa nada o el del coitus interruptus. O que las mujeres no sepan si el hombre usó preservativo o no. Después hay una infinidad de mitos relacionados a cada método anticonceptivo, especialmente al preservativo y a las pastillas anticonceptivas.

P.: ¿Se tiene más miedo al embarazo no deseado que a las infecciones de transmisión sexual (ITS)?

R.: Cuando uno recibe una consulta es por un embarazo, después viene el tema de las infecciones. Cuando trabajamos con mujeres, también trabajamos el tema de que pidan que sus parejas usen preservativos, y de que también pidan un test de VIH. No aparece como derecho el pedirlo… ¿Cómo le digo? ¿Va a pensar que no le tengo confianza?

Al menos en mi experiencia, el uso de un anticonceptivo es por miedo a los embarazos, no a las ITS. Y no solo pasa en los adolescentes, sino también con las mujeres más grandes, de 30 o 40 años.

P.: ¿Cómo cuidan su salud las mujeres?

R.: Tenés muchos casos en que la última vez que se visito un ginecólogo fue en su último embarazo. O que vinieron por un problema puntual. Por eso remarco la importancia de la Ley de Educación Sexual Integral. En la que medida en la que se trabaje sobre esto, vas a generar conciencia de la importancia del control. Y se van a bajar los índices de cáncer de cuello uterino y cáncer de mamas  porque va a haber una detección precoz. Un diagnóstico temprano es prevención. Y una mujer tiene que ir una vez por año a hacerse un control.

La ley de educación sexual no es solo para habar de anticonceptivos. Es también hablar del cuidado del cuerpo.

P.: ¿Cómo se puede incluir al hombre para que también sea el que pida información sobre salud sexual?

R.: Desde la base. Por ejemplo, en Colombia y en Brasil se han hecho experiencias exitosas con consultorios para hombres en salud sexual y reproductiva. Desde el sistema es poco amigable que el hombre se acerque. Tenemos que generar espacios con horarios para que  los hombres se puedan acercar para hablar de ITS y de sexualidad.

*La Dra. Silvia Oizerovich es médica ginecóloga, médica de planta del Servicio de Ginecología del Hospital Pirovano, co-coordinadora del Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la Ciudad de Buenos Aires. Además es Docente adscripta de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y profesora adjunta de la Cátedra Ginecología Universidad de Favaloro. Es ex presidenta de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil y de la Asociación Médica Argentina de Anticoncepción. Dirige el Comité Científico de la Asociación Médica Argentina de Anticoncepción y secretaria de la Confederación Iberoamericana de Contracepción.

 



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