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ARTÍCULO Julio 11, 2017

Las adquisiciones públicas transparentes y eficientes son clave para ganar la confianza de los ciudadanos


Entrevista a Joao N. Veiga Malta, Gerente Regional de Adquisiciones para América Latina del Banco Mundial

 

Pregunta: ¿Cuál es el papel de las adquisiciones públicas en la mejora de los servicios?

Respuesta: La oferta de servicios a los ciudadanos, sin adquisiciones públicas no existe, el papel es sumamente clave. Un sistema de adquisiciones es una parte integral de la capacidad del Estado de proveer los bienes y servicios que la comunidad necesita. Pero va más allá. Está vinculado a la calidad de vida de los ciudadanos. Por ejemplo, en una ciudad si hay un buen sistema de transporte, logrado a través de un proceso de licitación, esto tiene un impacto fundamental en la calidad de vida. Las personas que tienen acceso al transporte público, pueden llegar a la escuela, a su trabajo, a los hospitales. Todo el sistema de adquisiciones es un mecanismo estratégico de la capacidad del gobierno de ejecutar sus funciones.

P: América Latina atraviesa actualmente un entorno externo menos favorable, con un mayor nivel de restricción fiscal, por lo que la capacidad del Estado de responder mejor a las demandas de los ciudadanos se ha reducido. ¿Cómo se pueden prestar más servicios de calidad y eficiencia con menos recursos?

R: Esto no es exclusivo de América Latina. Esto forma parte de la tensión que ocurre en cualquier país en desarrollo o desarrollado producto del crecimiento de la clase media que tiene demandas muy fuertes en términos de calidad de los servicios. Mientras más desarrollo hay en el país, más se incrementa la demanda del ciudadano por buenos servicios. Esto es un dilema global. En América Latina es muy fuerte especialmente por el gran crecimiento de la clase media y por la expectativa sobre los servicios públicos. Cuando se está en periodo de crecimiento y el dinero es abundante -aunque no es bueno- se puede vivir con ciertas ineficiencias porque hay suficiente gasto público y estas ineficiencias no son tan notables. ¿Qué ha ocurrido en América Latina? Es que esa abundancia ya no existe. Entonces el problema que los gobiernos afrontan ahora es que la demanda continúa, y es bueno que exista, pero la capacidad de satisfacerla ha creado una presión enorme en el Estado.

Entonces surgen dos temas. El primero es la eficiencia en la inversión de los recursos. Por ejemplo, si se paga 30 o 40 por ciento de sobrecosto por una carretera, eso quiere decir que no solo se está pagando un sobrecosto, sino que esto se traduce en menos escuelas, menos medicamentos, porque esa presión de gasto -por pagar el sobrecosto- tiene una contrapartida en otro lado que no recibe esos recursos. Se pueden hacer cambios estructurales sin necesidad de modificar leyes, y así mejorar la eficiencia que genera ganancias enormes en la calidad y cantidad de los servicios ofrecidos.

Una carretera no construida, una escuela o hospital no construido no es ahorro, es una pérdida de inversión. El sistema de adquisiciones es crítico a la hora de devolver el valor por dinero al Estado.

El segundo tema es la calidad. Desafortunadamente, muchos servicios del Estado no cuentan con calidad. Cuando se habla de calidad, se refiere a que el gasto sea eficiente y que al mismo tiempo logre un nivel de calidad aceptable para los ciudadanos. Esto se vuelve cada vez más crítico en la medida que la presión económica es mayor.

P: ¿Qué rol juegan la tecnología y los datos para un uso más eficiente de los recursos?

R: Si consideramos al sistema de adquisiciones como una función estratégica del Estado, se diría que tomar decisiones estratégicas sin estar informados es imposible. Hay que entender qué se compra, a quién se compra, quién compra, entender el mercado, qué tipo de proveedores existen, qué precios está pagando el gobierno. Tenemos ejemplos en varios países de la región en donde un mismo ministerio paga hasta 40-50 por ciento de diferencial en nuevos artículos vendidos por el mismo proveedor. Sin datos es imposible saber dónde estamos; da más transparencia, nos dice dónde está gastando el Estado y a quién está comprando, pero también nos brinda los insumos para tomar decisiones estratégicas. Hoy en día la tecnología y los datos son imprescindibles para una buena gestión del gasto público. No usarlos puede representar una diferencia de hasta 15 al 20 por ciento del PIB. 

P: ¿Cuáles son los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones que mejoren la eficiencia de las adquisiciones públicas?

R: Adquisiciones es la transformación de la política del Estado en los bienes y servicios al ciudadano. Hay que tomar en cuenta todas las políticas, las económicas, las sociales, porque el objetivo final es lograr que el sistema de adquisiciones traslade e interprete las políticas del Estado en resultados. Por ejemplo, en Australia es común que, si hay una obra, un porcentaje de los trabajadores sean aprendices. El Estado entiende que puede haber un costo más alto por esa obra, pero el que esas personas ganen experiencia los deja entrar en el mercado laboral. Es una inversión, no es un gasto, es una política social, porque estás dando la oportunidad a los aprendices a entrar en el mercado laboral, y tiene beneficios económicos porque al final se integran como profesionales en su país.

Aunque adquisiciones no sea el sector más importante dentro del Estado, sí es importante para ayudar a la articulación de políticas. Es por ello que es importante tener profesionales bien capacitados y marcos regulatorios eficientes que se sumen a buenas políticas del Estado para atender las necesidades de los ciudadanos. En la Conferencia “Mejores inversiones = mejores servicios” celebrada en Buenos Aires, lo que buscamos es articular esa conexión de que adquisiciones no es una función pública aislada, pero sí clave para que el Estado brinde buenos servicios. Si el ciudadano sabe que sus impuestos son utilizados de una manera eficiente, transparente, que le rinden resultados y le traen beneficios, tiene mucha más confianza en el Estado. Pero si éste está involucrado en actos de corrupción, el sistema de adquisiciones no es transparente, si se puede hacer trampa, el ciudadano lo ve como una falla en su relación con el Estado.



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