Después de ser dada de baja en 2001, Béatrice invirtió la donación de reintegración entregada por el proyecto en un negocio de ropa usada que inició en Gisenyi, en la provincia occidental de Rwanda. Un año más tarde se casó con Pascal Karorero, quien también era un exsoldado desmovilizado y reintegrado en las Fuerzas Armadas de Rwanda (FAR). La joven familia se trasladó a Musanze, el distrito donde nació Béatrice. En ese lugar, ella continuó con su negocio de ropa usada y además, con el apoyo del proyecto ya mencionado, comenzó a criar cerdos y ovejas para complementar sus ingresos. “Las cosas salieron muy bien. Pude comprar un pedazo de terreno y construir nuestra primera casa, mientras seguía adelante con mis negocios”, dijo sonriendo satisfecha.
Béatrice es, por otra parte, miembro de una cooperativa de excombatientes desmovilizados en Musanze, para la que trabaja como guardia de seguridad a tiempo parcial. La cooperativa se dedica a proteger la biodiversidad de la degradación y la caza furtiva en el Parque Nacional de los Volcanes. Béatrice gana dividendos como miembro de la cooperativa y un salario como empleada. “Perdí mucho tiempo valioso detrás de los rebeldes de las FDLR en la jungla, acarreando medicinas y curando sus heridas; ahora estoy compensando el tiempo perdido”, señaló Béatrice, que en la actualidad se encuentra construyendo un anexo por un valor de 600 000 francos ruandeses para alquilarlo a locatarios.
“Soy una madre decidida y me siento orgullosa. Me he demostrado a mí misma que soy capaz de crear una vida mejor para mí y mi familia. Quiero aprovechar este autodescubrimiento y lo que he logrado hasta ahora para pasar a un nivel superior y algún día convertirme en una empleadora, y estoy segura que lo lograré”, concluyó la joven de 34 años con un grado de determinación evidente. Impulsada por una pasión interior, su voluntad y gran fuerza solo igualan a la de los volcanes que se encuentran al pie del lugar donde ella ahora desarrolla su nueva vida.
El Proyecto de desmovilización y reintegración apoya los esfuerzos del Gobierno de Rwanda por desmovilizar a miembros de grupos armados de origen ruandés y las fuerzas armadas del país. Además, proporciona asistencia socioeconómica para ayudar a la reintegración de los excombatientes, poniendo especial énfasis en las mujeres, los niños y los discapacitados. Entre el 1 de enero de 2009 y el 31 de agosto de 2016, se logró desmovilizar a un total de 8476 excombatientes, incluidos 4000 de las Fuerzas de Defensa de Rwanda (RDF) y 4476 de diferentes grupos armados.