América Latina está convirtiéndose en una región de clase media, 4 de cada 10 personas mejoraron su calidad de vida.
Quito, 26 de febrero, 2013 — Un reciente informe del Banco Mundial presentado hoy en Ecuador revela que América Latina y el Caribe registró un aumento del 50 por ciento en el número de personas que accedieron a la clase media en la última década, algo que los economistas consideran un logro histórico en una región largamente dividida por la desigualdad.
El informe, “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina”, afirma que la clase media en la región paso de 103 millones en el 2003 a 152 millones en el 2009, un aumento del 50 por ciento.
La presentación del libro en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales contó con la participación de Renos Vakis, Economista principal del área de Reducción de la Pobreza para América Latina y el Caribe; y Jamele Rigolini, Economista senior del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. Carolina Reed, Directora Técnica de Habitus comentó el informe y presentó una aplicación para Ecuador; María Cristina Vallejo, Coordinadora del Programa de Economía de FLACSO moderó el evento.
“La publicación que hoy presentamos tiene una especial relevancia por cuanto nos permite visualizar los logros que ha tenido América Latina y el Caribe en la última década en relación a la movilidad económica, los factores que han impulsado la movilidad y los nuevos desafíos para la región”, señaló María Dolores Arribas Baños, Representante Residente del Banco Mundial en Ecuador.
Hoy en día en América Latina, la clase media y los pobres representan aproximadamente la misma proporción de la población, de acuerdo al informe.
El informe revela que algunos de los factores más importantes a la hora de favorecer la movilidad ascendente en América Latina son un mayor nivel educativo entre los trabajadores; mayor nivel de empleo formal; más personas viviendo en áreas urbanas; más mujeres en la fuerza laboral y familias más pequeñas.
El informe define a los integrantes de la clase media como aquellos con un ingreso entre US$10 y US$50 por día y per cápita. Este nivel de ingreso proporciona una mayor capacidad de recuperación ante eventos inesperados y refleja una menor probabilidad de volver a caer en la pobreza.
El informe, sin embargo, también describe una cuarta clase no pobre pero todavía vulnerable, subrayando la necesidad de que los países continúen trabajando por incrementar la prosperidad. Los miembros de esta clase vulnerable, que representa el 38 por ciento de la población, aún carecen de la seguridad económica de la clase media. Atrapados entre los dos, esta clase vulnerable tiene ingresos diarios de entre US$4 y US$10 per cápita.
Uno de los temas importantes que identificó el informe es la importancia que continúa teniendo la educación en la movilidad. De acuerdo a Renos Vakis, autor del estudio “la influencia de la educación de los padres en la educación de los hijos es mucho mayor en América Latina que en otras regiones”
El informe también determinó que, con la excepción de años de educación, la movilidad intergeneracional sigue siendo limitada. El origen económico y social de los padres de una persona joven sigue jugando un papel sustancial a la hora de determinar el futuro económico de esa persona.
Lo resultados para Ecuador también son favorables. “Ecuador sigue la tendencia regional, esta trabajando fuerte para consolidar un contrato social inclusivo, en donde todas las clases se beneficien y contribuyan para tener servicios de calidad como educación, salud, infraestructura, entre otros”, señala Jamele Rigoilini, uno de los autores del estudio.
El informe identifica tres estrategias que los gobiernos pueden utilizar para lograr el apoyo de la clase media a un contrato social más justo y legítimo:
· Incorporar de manera explícita el objetivo de igualdad de oportunidades en la política pública para romper con la percepción de que el sistema está a favor de los más privilegiados.
· Entablar una segunda generación de reformas al sistema de protección social — incluidas tanto la asistencia social como la seguridad social — para superar la fragmentación y por ende hacerlo más justo y eficiente.
· Romper el círculo vicioso de impuestos bajos y mala calidad de los servicios públicos invirtiendo una parte de las ganancias extraordinarias derivadas de las materias primas en mejorar la calidad de los servicios públicos.