PUERTO PRÍNCIPE, 1 de diciembre, 2011- En el arduo y arriesgado proceso de reconstrucción de Haití, cada número cuenta, por pequeño que sea: un techo más para las familias afectadas, un niño más en una clase, una cosecha más que dio frutos, son pasos que alejan al país de la pesadilla que azotó la tarde del 12 de enero de 2010.
Casi dos años después de que un catastrófico terremoto matara a miles de haitianos y afectara gravemente el futuro ya incierto de la nación, el distanciamiento de Haití de la catástrofe y sus consecuencias es tangible. Dos tercios de los desplazados a campos temporales tienen ahora un techo sobre sus cabezas, casi la mitad de los escombros del terremoto han sido removidos y la mayoría de niños han retornado a la escuela, como resultado de un esfuerzo conjunto de la comunidad internacional y el gobierno haitiano.
Los avances son significativos, puestos en su debido contexto. Por ejemplo, mientras que a Haití le tomó poco más de un año remover más de 4 millones de metros cúbicos de escombros (casi 40 por ciento del total), a Indonesia le tomó 5 años deshacerse de 1.3 millones de metros cúbicos de escombros tras el tsunami de Aceh en 2006, según cálculos de la ONU.
Es clave para la recuperación a largo plazo de Haití que esos avances se preserven, y que el país se mueva cada vez más hacia un futuro sostenible, de acuerdo al Enviado Especial a Haití del Banco Mundial Alexandre Abrantes.
Afirma que una nueva estrategia para la nación caribeña garantizará que los haitianos reconstruyan sus vidas y estén mejor preparados para los desastres naturales. La nueva estrategia para los próximos doce meses respalda el regreso a casa de 22,500 haitianos desplazados, mejora las condiciones para 75,000 habitantes de barrios pobres, financia la matrícula escolar de 100,000 niños y la alimentación escolar de otros 75,000, afirmó Abrantes.
En esta conversación en video, el funcionario evalúa en detalle el progreso de Haití en los últimos dos años y sus desafíos por delante.
