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ARTÍCULO Diciembre 12, 2019

Una herramienta digital para la inclusión social

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La argentina Mercedes Bidart, cofundadora y CEO de la plataforma comercial Quipu, fue la única latinoamericana entre los cinco finalistas de la Cumbre Juvenil 2019, la competencia de proyectos que es organizada todos los años por el Banco Mundial y que en esta ocasión llevó el título “Ciudades Inteligentes para un Futuro Resiliente”.

Quipu propone una revolución en pequeña escala, concebida para facilitar el intercambio de bienes y servicios en sectores de bajos ingresos muy a menudo sumidos en la informalidad. Se trata de una plataforma tecnológica en etapa de prueba piloto que ya está funcionando en un barrio marginado de Barranquilla, en Colombia, y que según contó Bidart opera a la manera de un mercado digital de trueque. Es decir, los comerciantes locales y microempresarios, formales o informales, pueden crear allí su perfil, promocionar sus productos e intercambiarlos mediante una moneda virtual propia, o tokens, una unidad de valor que se puede transferir de manera digital.

La plataforma usa una página web y una aplicación y aprovecha la alta penetración de los teléfonos celulares inteligentes en los sectores menos favorecidos. Más aún, fue diseñada junto a la gente de la comunidad de Barranquilla, con la idea de dinamizar el comercio local y ayudar a superar las muchas barreras que impone la informalidad. 

Pregunta: ¿De qué manera Quipu sirve como herramienta de inclusión social?

Bidart: Lo es desde el momento en que empezamos a diseñar la plataforma, porque el diseño de la tecnología se hizo junto a la comunidad, un barrio de viviendas sociales, marginado de la ciudad. Y lo es también porque estamos conectando localmente a vendedores de la economía informal, para que intercambien entre ellos sus productos y servicios utilizando su propio medio de intercambio, que es una especie de trueque con tokens locales. Al insertar esta forma de intercambio contribuimos a darle visibilidad a la economía informal local y podemos darle a los comerciantes información sobre cómo mejorar su negocio y cómo reclamar mejores servicios o acceso a créditos.

P: Hablaste del trabajo junto a la comunidad. ¿Cómo se dio esa colaboración y cuál es tu evaluación?

Bidart: Hicimos una forma de investigación que se llama de acción participativa, en la cual los beneficiarios de la investigación son quienes investigan con uno. Nosotros entrenamos a parte de la gente que vive en estas comunidades para que sean investigadores, hicimos una encuesta, analizamos los datos juntos y empezamos a pensar soluciones. Desde el primer momento sabíamos que el problema era de desarrollo económico, porque viven en espacios marginalizados, pero había una oportunidad por el acceso a tecnología y a smartphones, y porque entre ellos hay una gran identidad y conexión comunitaria. Hace un año empezamos a diseñar esta plataforma comunitaria junto a microempresarios locales y ya está dando sus primeros pasos en este barrio de las afueras de Barranquilla.

P: Proyectos como Quipu parecen mostrar que la iniciativa en innovación social no siempre está en el sector público. ¿Hay una desconexión entre el sector estatal y las necesidades sociales?

Bidart: No creo que haya desconexión sino más bien una falta de flexibilidad y de capacidad de innovación. Lo que nos encontramos es que estamos desarrollando una solución que la gente quiere utilizar porque participó en su diseño. Sí he visto desconexión entre las personas que viven en la informalidad y en espacios de pobreza con los gobiernos locales y la gente que está trabajado en las ciudades, y creo en ese sentido que los jóvenes tenemos la oportunidad de conectar ambos mundos, de diseñar junto a las personas que más lo requieren porque viven en la vulnerabilidad. Venimos con el ímpetu de decir probemos, aunque fallemos. Y creo que algo de esa experiencia se puede llevar a las políticas públicas.



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